El Preciado

De Banco de Historias Locales - BHL
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Macuquinas de oro, subastadas en US$ 18.000.


Hugo Mancebo, Numismático, relata su visión sobre el origen del tesoro



Rúben Collado rescató un hermoso tesoro frente a las costas de la playa Carrasco. Es muy largo de explicar, pero la discusión con él empezó cuando habló del valor de las monedas que estaba sacando y del nombre del barco, que para él se llamaba “El Preciado”. Un periodista de un semanario de Montevideo, me pidió una entrevista para hablar del valor de las monedas. Le dije que sí, pero que también íbamos a hablar del nombre del barco. Al otro día, fue el Banco Comercial de Andes y Soriano, donde yo trabajaba, y le comenté mi parecer sobre las monedas y sobre el nombre del barco, ya que para mí, las monedas y lingotes encontrados, pertenecían a “Nuestra Señora de la Luz”, barco del que existía un libro escrito por Apoland, donde están todos los detalles, hasta los más insignificantes, referidos a su desaparición en aguas del Río de la Plata.


Por el mencionado libro sabemos, quien era el Capitán, quienes los pasajeros, como era que llevaba tanto cargamento de oro, por una ruta que no era la habitual usada por los españoles. Estuvo tres meses anclado en el Puerto esperando los pasajeros y cargamentos que venían tanto de Potosí, como de Chile. Estando a la espera del cargamento, especialmente los animales vivos, que serviría como alimento para la travesía, sin el Capitán abordo, una gran sudestada azotó la rada del puerto. El oficial a cargo, ante el temor de que el barco fuera empujado a la costa y encallara, levó anclas y se hizo a la mar, a esperar la calma en medio del río. Era de noche, y la gente en el puerto no supo que pudo pasar con la nave. Al otro día salieron partidas a caballo para tratar de ver por donde andaban, pero no encontraron nada. Siguieron la búsqueda y fueron hasta Maldonado, sin tener noticias.


Recién a la semana del hecho empezaron a aparecer los restos del barco y los primeros ahogados, por la desembocadura del arroyo Pando. Algunos llevaban chalecos de cuero portando monedas de oro. Todo esto ocurría por Julio de 1752; recién en Septiembre pudieron ubicar donde se había hundido Nuestra Señora de la Luz. Pronto se iniciaron las tareas de rescate de lo que transportaban, demás está decir que ninguno de los tripulantes ni viajeros sobrevivieron, se salvaron los que aún no se habían embarcado, caso del Capitán y el Capellán. Durante muchos años, cada primavera se reiniciaban las tareas de rescate, que se hacía difícil porque la nave se partió en mil pedazos. Finalmente se suspendieron los pedidos de rescate porque la última vez que fueron solo habían rescatado 5 monedas de plata.


En 1992 aparece Collado y consigue el permiso para rescatar los restos de un galeón llamado “El Preciado”. Por un golpe de fortuna encuentra, fuera de la zona de donde tenían centrado el trabajo, recostado sobre unas rocas, el tesoro.


Se decía en el libro de Apolan que el Capitán y un cura, llevaban de contrabando lingotes y monedas de oro, escondidas en barriles de pólvora.


Estas monedas fueron las que encontró Collado, protegidas por la pólvora llegando hasta nuestros días en perfecto estado de conservación, el agua no había llegado a desgastarlas. Contaban integrantes de la marina que cuando se secó la pólvora que cubría las monedas, le prendieron fuego y chispeaba.


Collado resistió la teoría del nombre del barco y contaba en la prensa que el barco había sido acorralado por piratas y que por error, un pirata irlandés llamado “Little Red” El Pelirrojo, había hecho explotar de un cañonazo la santabárbara del barco, hundiéndolo. Las autoridades nombradas para disponer el remate del tesoro, tenían temor de que alguien reclamara lo rescatado, por lo que me sugirieron que no insistiera con mi teoría, que era temerario, sin demostrar mi "error".


Cuando sacan a remate en Estados Unidos los lotes, se menciona “El Preciado” como el barco que transportaba el cargamento de oro y plata, pero también se menciona a “Nuestra Señora de la Luz”. Se subastó, se repartieron entre Collado y el Estado el botín, y todos quedaron contentos. Hasta tuve una grata visita de Collado a mi casa; me trajo de regalo dos macuquinas de plata, una de 8 reales de 1743 y otra de 4 reales de 1750. Las hice encuadrar junto al certificado que me extendió el Corsario del Río de la Plata, como se hacía llamar Collado.



Click para leer el artículo publicado por Sotheby’s en la famosa subasta del 24 y 25 de Marzo de 1993 en Nueva York.



Informe de Telemundo 12 sobre la subasta del tesoro de "Nuestra Señora de la Luz":






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