San Carlos, heroica y desconocida

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por Alberto Moroy


Pedro Ceballos (Cevallos hoy es con V, para 1780 era con B), José Joaquín de Viana.


Para la mayoría de los montevideanos que ya tenemos algunos años, San Carlos permanece en el baúl de los recuerdos. Si me sustraigo de las últimas visitas, lo único que me queda como imagen es su iglesia y los cinturones de cuero color suela. El destino obligado era Punta del Este, previa pasada por Piriápolis y Maldonado. Si esto era así para los veteranos, podríamos decir que nada se hizo para que fuese distinto, pese a su rica historia y a la proximidad de Punta del Este, donde el mal tiempo dejaba a los turistas sin nada que hacer. La ciudad de Colonia está abarrotada gracias a su historia ¿Por qué San Carlos, Aiguá y Garzón no buscan un nicho para destacarse? Este último gracias al cocinero Francisco José Mallmann lo está logrando. Hoy le daremos un poco de “letra histórica” (para la primera) conocida y no tanto, como para la próxima vez que la viste, se imagine su glorioso pasado.

Al pasar por la orilla la ruta 39 nueva (ya vieja) contribuyó a que quedase ahí nomas, aunque todavía un poco marginada. No resulta, ni les resulto fácil, convivir con el centralismo de Maldonado (12.5 km), hasta hace unos años. El trabajo pendiente de los carolinos es rescatar su historia, pasada y no tanto, la que tal vez sirva para darle identidad al presente, y conformar con Aiguá un corredor turístico “con sabor a campo”, donde los corrales y mangas de piedra, las ruinas de los saladeros, los restos de las guardias españolas (San Antonio y demás) les reivindique su pasado como “colonia agrícola y ganadera” Porque ese fue el origen entre otros, que imaginó Ceballos para proveer de ganado a Maldonado, a Rio Grande (hoy Brasil) y a Montevideo de granos, caballos y también carros, pues acá los construían y muy buenos. Con el tiempo, San Carlos se constituyó en valioso productor agropecuario, abastecedor del Este y Sur del país.

Diario de Cabrera 1783.

El Camino de los Faeneros, ruta natural sobre la Cuchilla Grande Inferior al sur del Río Negro, es la columna vertebral del Corredor Oriental, un corredor en sentido este-oeste, por el que un tránsito extractivo vincula la producción cimarrona oriental con las estancias españolas de Santa Fe y Buenos Aires con las estancias misioneras en el área del Río Ibicuy y con las estancias portuguesas del entorno de Laguna en Santa Catarina.

Corral Cerro San Antonio (8 km. San Carlos al NO / Camino de los Faeneros.


Cayetano Silva /Ruperto Elichiribehety /Buque Instituto de Pesca nº 1.

Dos carolinos olvidados


Aunque el primero tiene el teatro de verano de San Carlos con su nombre y el otro una base uruguaya en la Antártida, la historia los tiene olvidados, como también al Padre Manuel de Amenedo de Montenegro y a los héroes Abreu, José Martínez y José Moreno. El caso de Cayetano Silva, autor de la marcha de San Lorenzo y de Teniente Ruperto Elichiribehety, quien heroicamente con un vapor a carbón, el Instituto de Pesca nº 1 acudió al rescate de Ernest Shackleton, intentado llegar a la isla Elefante en la Antártida, el 17 de Junio de 1916, son solo algunos ejemplos.

Más de 140 mangas de piedra.


Así comenzó la historia


Para muchos el ayer es historia y tienen razón, vivimos en un mundo mediático donde solo se lee los títulos y se miran las fotos, las metáforas no son comprendidas y en cualquier momento vuelven las caricaturas como forma de comunicación rápida y “apta para todo público”; lo escrito “sirve como relleno”. Gracias a esta forma de ver el presente con títulos ajenos, se nos está escapando la identidad uruguaya, la que sin dudas necesitamos reforzar para diferenciarnos.

La migración trajo al Rio de la Plata individuos provenientes de distintos lugares de Europa, por consiguiente hábitos, costumbres y hasta distintas formas de hablar un mismo idioma. La integración local acotó las diferencias de individuos provenientes de una misma región y pueblo. A nadie se le escapa que la impronta uruguaya de cada departamento es manifiesta.

En este contexto, San Carlos se diferenció hasta de Maldonado, distante a solo 12, 5 km. La actividad agrícola, el origen azoriano y portugués de varios de sus pobladores, la influencia de la iglesia local, consustanciada con hábitos y costumbres por el aislamiento del medio rural, facilitaba el contagio por parte del clero de “las conductas” de la mayoría de la población. Las Recomendaciones Pastorales realizadas por el Obispo de Buenos Aires Manuel Antonio De la Torre en su visita a San Carlos en 1772, les prohibía a los “Regulares” bautizar, así como hacerse “compadres o padrinos”. “…. el juego, la risa, la diversión, el consumo de cerveza, el baile, la función de teatro, podían formar parte del culto religioso, constituían algo de su esencia ya que el contento del pueblo era, tal vez interpretado un tanto franciscanamente, como un aspecto del contento de la Creación ante Dios.

N. del E. (del diario El País): Mientras trabajé en El País, era relativamente frecuente que en la redacción recalaran académicos procedentes de España en procura de contactos para hacer investigaciones lingüisticas en Maldonado y Rocha, donde según les habían dicho, se “habla el castellano más perfecto”. Siempre me pareció así y lo bueno es que no se ha perdido, constituye un orgullo del que los carolinos no hablan… pero practican. Francamente, es un placer escucharlos conjugar como se debe sin incurrir en el “leísmo” y otros vicios que se aprecian en España.


La fundación de Maldonado

El 17 de noviembre de 1757 hemos visto que al arribar a tierras misioneras don Pedro de Ceballos y el Marqués de Valdelirios, el gobernador Viana solicitó autorización para retornar a su gobernación de Montevideo, oportunidad en que le pide poder llevar consigo a siete familias indígenas de las reducciones de San Lorenzo y San Miguel, lo que le fue concedido. Asumido su gobierno y con fecha del 26 de agosto de 1757, Viana eleva a su soberano un oficio, informándole esta novedad y adelanto la resolución que ha tomado de trasladarse con estas familias guaraníes a Maldonado para incorporarlas al vecindario compuesto de 14 vecinos cuya mayoría ostenta la condición de soldados, con los que había dado inicio a la citada población en agosto de 1755.


Los primeros pobladores indígenas


D. Juan Alberto Caracara (7 hijos); Agapito Parabera (3); D. Antinio Chacobo (2); D Lorenzo Uboipe (1); Casimiro Yapuay (3); Miguel Tari (6); Inosencio Aratire; Asencio Rodas; Javier Pampa (1). Para el 17 de noviembre de 1757 el vecindario de Maldonado lo integran 42 personas de ese origen indígena y 56 del grupo blanco.


Los europeos


Juan de Dios; Francisco Pérez; Juan Pla; Ignacio Acosta; Isidro Garcia; Mateo Moleras; Bartolomé Jaime; Francisco Moreno; Antonio Alanis; Diego Sanchesz; José Vivas; Jose Trigeris; Feliz Duarte; Manuel Franca; (posiblemente soldados) Nicolás Tornioli; José Brioso; Benito Brioso; Juan Antonio Frenandez; Francisco de Silva; Antonio del Valle; Jose Cayetano.


Algunos de los portugueses


Octubre 7 de 1763. Don Pedro de Ceballos, al regresar de su campaña del Río Grande, hizo las primeras donaciones de tierras a los portugueses Francisco Cabral, José Rodríguez de Acuña y Manuel Pereira Leal Mancebo.


Los azorianos de Rio Grande


La inmigración de las Azores hasta el sur de Brasil se inició en 1617. En cinco años, hasta 1753, fueron admitidas 1178 parejas desde las Azores, por un total de 6492 personas. Entre 1748 y 1756, se duplicó “La Ilha de Santa Catarina” recibió 4.612 personas en 1748, 1666 en 1749 y 500 en 1750 y 1753. La principal inmigración que ocurrió en este municipio fue portuguesa, proveniente de Póvoa de Varzim, Aveiro, zona de la Bairrada y del archipiélago de las Azores, que influyó profundamente en la cultura y en la arquitectura de la ciudad. En 1763 el General Pedro de Cevallos, funda San Carlos con población azoriana que vivía en la zona de Río Grande, quienes habían llegado a esa, dos décadas antes. El 8 de julio de 1763 llegó el primer aporte de azorianos con sus ganados y enseres, al asentamiento elegido, entre los arroyos Maldonado y Maldonado Chico.

Octubre 7. Don Pedro de Ceballos, al regresar de su campaña del Río Grande, hizo las primeras donaciones de tierras a los portugueses Francisco Cabral, José Rodríguez de Acuña y Manuel Pereira Leal Mancebo.

Octubre 11. Pedro Antonio de Ceballos nombró como comandante comisionado de la Villa a don Fernando de Cossio, cargo que ocupó hasta fines de diciembre de 1766. Entre (1778 – 1784) pasaron al Río de la Plata (oficial) alrededor de 2028 colonos españoles con destino a la Patagonia.

El año 1780 es significativo para la Villa, ya que el mismo correspondió a la llegada de nueva población de estos emigrantes que procedían, en su mayoría de Asturias y Galicia y algunos pocos eran Maragatos (de la región de la maragatería). Posiblemente sean parte de las 127 familias que llegaron a bordo del “San Felipe Neri, el 28 de enero de 1780. Cuarenta de estos son trasladadas hacia San Carlos, con destino provisorio. A estas familias iniciales, y en el correr de los años 1780-81, hasta fines de siglo, se irán sumando, en diversas etapas, nuevas grupos de inmigrantes.


San Carlos y la bonhomía de Fernando Cossio


A su retorno de la campaña de Rio Grande, Ceballos deja establecida una importante comandancia militar en el puerto de Maldonado, dejando la instrucción el 11 de octubre de 1763, para fundar la villa de San Carlos con el objetivo de detener el avance portugués sobre el territorio de la Banda Oriental. Su nombre hace honor al rey de España Carlos I de Borbón. En sus instrucciones al comandante de San Carlos, Fernando Cossio, le expresaba “entretanto no se ofrezca alguna cosa más urgente, se mantendrá en la misma villa de San Carlos los 12 de tropa que están allí para ayudar a hacer la iglesia y casas del pueblo”.

"Al fundarla Ceballos (*) estuvo en dudas respecto de su verdadera ubicación, Cossio a los pocos días le participaba, que habíales propuesto a sus pobladores lo que vuestra excelencia manda y están muy discorde, y esto proviene de que en ellos reyna mucho la malevolencia, y hemos quedado acorde en registrar el sitio y si se encuentra otro mejor que este se mudara la villa con el permiso de V.E. Me dicen que haga presente a V.E., que si puede ser se les haga la villa fuera del sitio que hay entre los dos arroyos, reservando este, para establecer las sementeras, pues de este modo pueden mantener las lecheras sin perjudicar los sembrados”.

Más adelante Cossio señala “ninguna conveniencia se sigue, mudar la Villa, adonde V.E. me señala, porque a mas de ser el terreno, mucho más desigual que el que esta comenzada a situar, en el tiempo de verano necesitan ir a buscar agua, un grande cuarto de Legua, yo sería al parecer que para lograr a estos vecinos de toda comodidad y quietud se les permita formar la villa al otro lado del arroyo” es decir donde está ubicada actualmente.

Su plano comprende 90 manzanas de cien varas (mts. 83,5) en cuatro separadas por calles de a doce varas (10 mts): y todo este conjunto circulando por 4 avenidas de a veinticinco (mts.20, 87) cada una. El paraje en la que se hallaba distaba 15 cuadras, y esto tal vez seria del lado, sobre el camino que conduce a José Ignacio.

Don Francisco Millau que estuvo en la región en 1768 destacó la muy gravosa pensión que padecían los vecinos al servicio del Rey. No han conseguido hasta ahora dicha población mucho adelantamiento. El principal problema es la gravosa pensión a la que están sujetos, de proveer con carretas y ganado a todo lo que se lleva a Rio Grande. Estas pensiones cesaron cuando España perdió los territorios de Rio Grande. Sin dudas sin la ayuda de las familias de la villa San Carlos, la comandancia de Maldonado habría tenido dificultades insalvables.


Iglesia de San Carlos Borromeo.
Iglesia de San Carlos Borromeo, San Carlos, Uruguay.


El cabildo que no fue


Hacia 1780 la villa de San Carlos o Maldonado Nuevo, tenía afincadas a 131 familias, su comandante era Vicente Tartufo, Teniente de Dragones, desde noviembre de 1779 a 1785. Contaba con 16.000 cabezas de ganado vacuno y 3.500 de caballar. Reunía entonces los requisitos necesarios para tener Cabildo, que contribuyera, junto a los Comandantes Militares, al progreso de la población. Fue así que en 1780 se le elevó al Virrey un petitorio firmado “…por los vecinos principales de la villa de San Carlos…” solicitándole la autorización correspondiente para elegir Cabildo, Justicia y Regimiento. Lamentablemente las gestiones no tuvieron éxito, debido a la rivalidad existente entre los vecinos de origen portugués y los de origen español que se habían ido estableciendo en la villa. Otras gestiones realizadas con posterioridad tampoco llegaron a buen término.


Comandantes en la villa de San Carlos


Además del Alférez de Dragones Fernando de Cossio (que actuó en San Carlos hasta diciembre de 1766), se desempeñaron como Comandantes Comisionados en la villa los siguientes militares: 1) Fernando Liñán, Teniente de Infantería del Regimiento de Mallorca. Se desempeñó entre febrero y marzo de 1767, y entre junio y agosto de 1769. 2) Manuel de Fuentes, Teniente de Batallón de Buenos Aires, entre marzo 1767 y junio 1769. 3) Vicente Ximénez, Teniente del Regimiento de Mallorca, entre octubre de 1769 al año 1772. 4) Antonio Bobadilla, se desempeñó de 1773 a 1777. 5) Antonio Timboni, desempeñó un interinato en 1778. 6) Miguel de Urrutia, Capitán de Milicias, año 1778. 7) El Teniente José Mexia Carreto, de junio de 1778 a noviembre de 1779. 8) Carlos Nieto, interino de marzo a junio de 1779. 9) Vicente Tartufo, Teniente de Dragones, desde noviembre de 1779 a 1785. 10) Manuel Martín Gasco, Sargento del Regimiento de Dragones, interino. Se desempeñó en agosto de 1784, luego lo hizo en setiembre de 1791 al año 1794, y de abril a setiembre de 1797. 11) Miguel Hernández, lo encontramos en 1785 y en 1790. 12) Salvador Joseph López, Teniente del Regimiento de Infantería de Buenos Aires, entre setiembre de 1786 a diciembre de 1788. 13) Manuel Serrano, Sub-Teniente de Asamblea de Caballería, se desempeñó en los años 1789, 1790 y 1791. 14) Diego Tejedor Solórzano, Teniente del Regimiento de Dragones de Buenos Aires, entre febrero y abril de 1797. 15) Manuel Álvarez, de setiembre de 1797 a 1800. 16) Miguel de Herrera, en 1800. 17) Juan Correa, Capitán de Regimiento de Caballería de Maldonado, entre 1807 y 1808. 18) Carlos Maciel, Capitán del Cuerpo de Blandengues de Montevideo en 1809.


Combate de San Carlos 7 de noviembre de 1806 (Invasiones inglesas)


Frustrada la tentativa de Popham de tomar Montevideo, los invasores se apoderan de Maldonado con asombrosa facilidad el 20 de Octubre de 1806. Hacen allí un horroroso saqueo y durante tres días y tres noches cometen desmanes y atropellos de toda índole: contra la moral, la libertad individual, el culto religioso, la propiedad, etc. Es de imaginarse el estado de espíritu de la población de San Carlos, adonde llegaban los pocos que podían escapar.

Los ingleses se dirigen a los pocos días hacia San Carlos, pero al intentar la toma de la “Villa” resisten los carolinos, cuyo mando militar ejercía el Capitán Abreu que muere en medio de la lucha. En su lugar el Capitán José Martínez continua resistiendo con heroicidad y también es herido de muerte. La resistencia la prosigue y se hace cargo del mando el Teniente Coronel José Moreno. Ante actitud tan dedicada y valiente de los defensores de San Carlos, que debe haber causado extrañeza a los ingleses, seguros de encontrar presa tan fácil como la de la semana anterior, resuelven replegarse en Maldonado. San Carlos asume, desde ese momento, la defensa de toda la región y van a sitiar a los ingleses en el recinto de Maldonado haciéndoles critica la situación hasta la llegada de los refuerzos del General Achmuty (enero de 1807) que determina la nueva invasión hacia Montevideo.

Este episodio de la resistencia al invasor realizado por el pueblo de San Carlos que nunca llego a caer en poder de los ingleses, no ha sido debidamente estimado por los historiadores, que hasta ahora se han referido a él nada más que para citar los hechos objetivamente y no le han dedicado el análisis y la exaltación que merece tan extraordinaria defensa, con medios precarizamos e improvisados y si únicamente impulsados por la decisión y el valor de aquellos habitantes que amaban su pueblo y sus convicciones.

Los invasores tras renunciar a la toma de San Carlos, y mientras se retiraban hacia Maldonado, repitieron los atropellos cometidos allí, siendo ahora las victimas de su saña los habitantes de la zona de chacras inmediata a San Carlos. En la partida de defunción de Don Tomas Pérez, muerto durante la incursión de los enemigos, detalla el Cura Párroco que “los ingleses eran más de 800 con dos cañones de tren rodante”. Con los documentos parroquiales y un detallado informe llevado día por día redactado por el Padre Amenedo, puede hacerse la historia completa de esta defensa ejemplarizante.

El ilustre historiador carolino Don Carlos Seijo, ha ubicado con toda exactitud el lugar en que se efectuó el combate (inmediaciones del cruce de las calles Sarandí y 4 de Octubre), al Sur-Este de la ciudad. “Allí debía de colocarse un monolito que perpetuara en la memoria de los carolinos un hecho tan singular en la historia regional (y nacional). Ni el Padre Manuel de Amenedo de Montenegro, ni los héroes Abreu, José Martínez y José Moreno, tienen calles que lleven sus nombres en San Carlos, lo que resulta inexplicable. La cultura local, que ha alcanzado tan alto grado, exige, en ocasión del 150º aniversario (1913), la colocación de la piedra que indique el lugar de la “Heroica Jornada” y la incorporación de los nombres citados en nomenclátor local”. (Matías Prieto HERACLIO PÉREZ UBICI.)



Esta investigación, que el BHL transcribe agradeciendo la gentileza del autor, Alberto Moroy, fue publicada en el Diario El País en 2012.

amoroy@gmail.com



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