Sierra de Carapé; un nombre antinómico - por Mario Scasso Burghi

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Vista de la Sierra de Carapé.


SIERRA DE CARAPÉ - UN NOMBRE ANTINÓMICO



Un día de verano atendía en mi consultorio a un abogado paraguayo, el Dr. Joaquín Irún, estudioso de su historia nacional y de la nuestra y surgió de mí el comentario que la sierra que se encontraba al norte de nuestro departamento, tenía las cumbres más altas de nuestro país (el Cerro Catedral: 513m) y se denominaba Carapé.

Se sonrió con asombro y me dijo: ¿usted sabe lo que quiere decir en guaraní carapé?: bajo, petiso.

¿Quién le puso ese nombre?, inquirió.

Sin duda los jesuitas que realizaron el relevamiento cartográfico del territorio al norte del Río Negro, hasta donde llegaban las Estancias “Ganaderas” de las Misiones Jesuíticas Orientales (San [Francisco de] Borja, San Nicolás y probablemente San Miguel) y Occidentales ([Santos Reyes de] Yapeyú) y también de la región que llamaban la “Vaquería del Mar”, que correspondía a la cuenca de la Laguna Merim.

A esta zona de llanura lacustre, que drena hacia el espejo de aguas que ellos denominaron Miní (chica en guaraní, en relación a la “grande” de Los Patos, Merim es la versión portuguesa), concurrían un jesuita con una tropa de guaraníes en forma periódica, a realizar arreos de ganados “sueltos” para repoblar sus estancias.

Es por esta causa que muchos de los cursos de agua de esta cuenca, tengan nombres guaraníes (Aiguá, Pirarajá, Cebollatí, Chuí, Yaguarón, Marmarajá, Tacuarí, Aceguá, Tupambaé) y también el límite sur serrano de ella: Carapé. Todo esto fue cartografiado en relación con la fundación de los pueblos misioneros occidentales y orientales del Río Uruguay, entre 1626 y 1707 y la estructuración de sus estancias ganaderas, muy anterior a la ocupación española de la Banda Oriental. También es de destacar la ausencia de indios guaraníes originalmente en estos territorios.

Intrigado por la antinomia de los términos, que seguramente definen una característica de la topografía, no pude encontrar el significado de la contradicción.



Vista del Cerro Catedral, Sierra de Carapé.


La Semana Santa pasada viajé a Minas por la R. 60 y volví por la R. 12 y allí advertí la probable causa del nombre. En ambas rutas al llegar a la parte más alta de la Sierra de Carapé, que es el límite entre los Departamentos de Maldonado y Lavalleja, al mirar hacia el Suroeste, se divisa la silueta de la Sierra de Las Ánimas, que aparece destacada contra el horizonte. Sus cerros, Las Ánimas, Betete y aún el aislado Pan de Azúcar, de laderas más escarpadas, parecen al estar separados en una cadena sucesiva, mucho más elevados que las alturas de la Sierra de Carapé, que dan la impresión de ser más redondeadas, alargadas y bajas, rodeadas de otras elevaciones romas.

Al observador, Las Ánimas, granítica, en una cadena de cerros sucesivos y aislados, con sus cumbres desprovistas de vegetación, es más alta y dominante del terreno, que la de Carapé, cristalina con alturas alargadas, redondeadas, con amplias bases, algunas cubiertas de vegetación, incluso con palmeras aisladas y con ramales laterales, que se desprenden del plegamiento principal, que le quitan perspectiva. Aun viajando por la R. 39, en la misma Carapé, al llegar a La Coronilla, mirando hacia el Este, en la zona de Cordillera, es difícil individualizar el Cerro Catedral, de otras alturas próximas. Hecho que no sucede al observar el Cerro de Las Ánimas, tanto desde el Sur, como desde el Oeste, o el Este.

Es probable que un miembro de la Compañía de Jesús en un año del Siglo XVII, como la mayoría en esa época de origen centroeuropeo, contemplara desde las elevaciones serranas que son las nacientes del Aiguá (lugar donde cae el agua en guaraní), la Sierra de Las Ánimas, ya cartografiada por los españoles, considerara una sierra baja y achaparrada, la que pisaba. Las anotaciones en su diario y los croquis de la región que describía, para el uso de sucesivas expediciones de aprovisionamiento, eran pasadas a la “lingua franca” de las misiones que era el guaraní y así se anotaban en los mapas que se confeccionaban. De allí probablemente la denominación en ese idioma indígena, la “Sierra Baja”, en relación a la ópticamente dominante.


Dr. Mario Scasso Burghi


Bibliografía

Las Misiones Jesuíticas del Guayrá. – ICOMOS-UNESCO.

La “República” jesuítica de los Guaraníes (1609-1768) y su herencia. – Selim Abou.

Maderas que hablan guaraní. Presencia misionera en Uruguay. – MAPI.

Nuestras Raíces. Toponimia, flora y fauna guaraní en el Uruguay. – Aníbal Sampayo.

Geografía. Ciclo Básico. Tomo II. Uruguay. – I. Martínez Rodríguez.


Vista de la Sierra de Las Ánimas desde la Sierra de Carapé, a la altura de la R. 60.

Vista de la Sierra de Las Ánimas desde la Sierra de Carapé, a la altura de la R. 12.



Dr. Mario Scasso Burghi

marioascasso@gmail.com



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