Dende mi rancho, Raúl Montañés

De Banco de Historias Locales - BHL
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Tapa del libro de poesía gaucha "Dende mi rancho" de Raúl Montañés.
Dedicatoria de este ejemplar del libro de poesía gaucha "Dende mi rancho" de Raúl Montañés.



Prólogo de JOSÉ MONEGAL:


La Musa que nutre y anima la poesía de Raúl Montañés tiene que ser requemada por el sol y curtida por la helada; su caballo, en trenzas retintas, destellará la luz con chispas azuladas; ojos de misar intenso; rojos labios dispuestos al beso noble o al beso sensual... Una china guapa y bizarra, en fin, con manos suaves - si hay que cebar mate - o dura - si hay que picanear bueyes -. Y cantora. Cantora con esa inspiración que nace en el camino sin límites que cruza arroyos, corta montes y culebrea entre las sierras.

He gustado algunas poesías destinadas a un libro que Raúl Montañés dedica a Raúl Montañés "porque ha pasau tuita la vida sembrando trigo, escribiendo versos y masticando coplas". A los que leerán esa producción les dice:

Pué´l alambrau ´e mi campo

pasa guitarriando el viento.

Mis versos nacieron potros,

y más potros son los ecos

cuya huraña salvajura

la multiplica el silencio...


Llegamos a SEQUÍA.


Sobre ese verso hay una sombra de amargura y hasta de protesta:


Mi china pasa llorando

la miseria presintiendo.

Las nubes pasan juyendo.

Ha de llover... ¿pero cuándo?


Después surge el hombre apegado a la tierra que ama y aró, el creyente y esperanzadoÑ


Me voy a dormir rezando

pa que amanezca lloviando...


En MULA CONTRABANDISTA resalta la picaresca criolla:


Mi mula sellama Antoña

lo mesmo que mi mujer,

con la sola diferencia

que mi mula ha sido fiel.

De las sierras de Valdivia

hasta las costas del Chuy

mi mula para la oreja

cuando ve una guardia civil.


Y la mula carga tabaco y café, pasa y repasa la línea, siempre fiel al hombre, hasta que


Con dos cargueros de caña

por el valle del Aiguá

juimos presos yo y mi mula

por dormirse los chajás.


Y el hombre termina con una promesa solemne:


Cuando mueras, mula Antoña,

que dejuro has de morir,

te viá´ser un menumento

en la liña del Braisil.



Sigue el musical desfile donde surgen EL SOLITO, DEUDAS, la extraordinaria estampa de EL POTRILLO GATEAU, y la muy tierna LA ACORDIONA ENFERMA. Y el último canto, magnífica aguafuerte de una lavandera. En la radiante luz del monte, en el espejeo del agua, y en la sinfonía de los pájaros pesa una tragedia. El poeta pone un broche de emotividad a toda esa angustia:


En el agua del arroyo,

se augó la primer estrella.

Tuito por seguir el rumbo

de una lavandera muerto.

¿Para qué seguir?


Ahí están los versos del poeta Raúl Montañés. Que quien los lea los juzgue. Nosotros los hemos leído. Declaramos que ha sonado gratamente en nuestro corazón esta poesía de un hombre que ha visto crecer el pasto y que ha sembrado trigo.


José Monegal







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