Diferencia entre revisiones de «Homenaje al Padre Domingo»
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Nació hace un siglo en Tacuarembó pero siempre quiso que sus restos descansaran en Maldonado. Dos veces fue cura párroco y nunca dejó de recibir el afecto de sus feligreses y amigos. El Padre Domingo nunca necesitó de formalidades ni de aplausos para ser reconocido en esta ciudad que lo tuvo por hijo adoptivo y dilecto. Por eso las páginas de este suplemento constituyen apenas un tributo y un reconocimiento al ejemplo vivo de su persona; en suma, un ejercicio de gratitud - colectiva - para el que colaboraron con entusiasmo numerosas personas que lo conocieron de cerca. Es de esperar que, allá donde esté, la humildad del padre sepa personar el incompleto repaso biográfico que se le dedica y el cálido recuerdo de quienes brindaron su testimonio para conformarlo. El lector, por su parte, puede colaborar imaginando que sus inagotables 94 años de vida empiezan en la página 2 y concluyen en la contratapa. De todas maneras, y según es bien sabido, todo lo que se diga del Padre Domingo siempre será poco. | Nació hace un siglo en Tacuarembó pero siempre quiso que sus restos descansaran en Maldonado. Dos veces fue cura párroco y nunca dejó de recibir el afecto de sus feligreses y amigos. El Padre Domingo nunca necesitó de formalidades ni de aplausos para ser reconocido en esta ciudad que lo tuvo por hijo adoptivo y dilecto. Por eso las páginas de este suplemento constituyen apenas un tributo y un reconocimiento al ejemplo vivo de su persona; en suma, un ejercicio de gratitud - colectiva - para el que colaboraron con entusiasmo numerosas personas que lo conocieron de cerca. Es de esperar que, allá donde esté, la humildad del padre sepa personar el incompleto repaso biográfico que se le dedica y el cálido recuerdo de quienes brindaron su testimonio para conformarlo. El lector, por su parte, puede colaborar imaginando que sus inagotables 94 años de vida empiezan en la página 2 y concluyen en la contratapa. De todas maneras, y según es bien sabido, todo lo que se diga del Padre Domingo siempre será poco. |
Revisión del 16:02 29 oct 2015
Suplemento Especial del periodista e historiador Gustavo Laferranderie, publicado por Correo de Punta del Este en 1999
Apenas un tributo (Nota editorial del Suplemento Especial de Laferranderie).
Nació hace un siglo en Tacuarembó pero siempre quiso que sus restos descansaran en Maldonado. Dos veces fue cura párroco y nunca dejó de recibir el afecto de sus feligreses y amigos. El Padre Domingo nunca necesitó de formalidades ni de aplausos para ser reconocido en esta ciudad que lo tuvo por hijo adoptivo y dilecto. Por eso las páginas de este suplemento constituyen apenas un tributo y un reconocimiento al ejemplo vivo de su persona; en suma, un ejercicio de gratitud - colectiva - para el que colaboraron con entusiasmo numerosas personas que lo conocieron de cerca. Es de esperar que, allá donde esté, la humildad del padre sepa personar el incompleto repaso biográfico que se le dedica y el cálido recuerdo de quienes brindaron su testimonio para conformarlo. El lector, por su parte, puede colaborar imaginando que sus inagotables 94 años de vida empiezan en la página 2 y concluyen en la contratapa. De todas maneras, y según es bien sabido, todo lo que se diga del Padre Domingo siempre será poco.
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