Diferencia entre revisiones de «Demolición del viejo Mariskonea»
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<p style="text-align:justify"><img alt="" src="http://iuawiki.com/images/mariskonea/Mariskonea.JPG" style="float:left; margin:10px 15px; width:500px" />¿El deseo que se mantengan es un capricho de nostálgicos o es que de verdad estos sitios tienen un significado en la identidad de la ciudad y de la gente que vivió en ellos y pasó por ellos? La oferta inmobiliaria crece y eso genera trabajo y desarrollo. Pero, ¿cuánto se pierde en la ecuación? Mientras se responde la cuestión, la “Punta Punta” cambia y el viejo balneario pierde sus muelas más antiguas.</p> | <p style="text-align:justify"><img alt="" src="http://iuawiki.com/images/mariskonea/Mariskonea.JPG" style="float:left; margin:10px 15px; width:500px" />¿El deseo que se mantengan es un capricho de nostálgicos o es que de verdad estos sitios tienen un significado en la identidad de la ciudad y de la gente que vivió en ellos y pasó por ellos? La oferta inmobiliaria crece y eso genera trabajo y desarrollo. Pero, ¿cuánto se pierde en la ecuación? Mientras se responde la cuestión, la “Punta Punta” cambia y el viejo balneario pierde sus muelas más antiguas.</p> | ||
− | <p style="text-align:justify">Mariskonea, fundada en 1944, perteneció a varias generaciones de integrantes de la familia Iturria hasta su cierre en 2004. El primero fue | + | <p style="text-align:justify">Mariskonea, fundada en 1944, perteneció a varias generaciones de integrantes de la familia Iturria hasta su cierre en 2004. El primero fue Ascención, que había llegado a Uruguay en 1923 desde el País Vasco. Aquí conoció a Manuela González, hija de gallegos. Se casaron y tuvieron hijos. Uno de ellos fue José Luis, que se casó con Elizabeth Boldarenko y trajo más Iturrias a la península: Gabriela (cocinera, quien mantiene en alto el legado en la nueva Mariskonea sobre la rambla del puerto),Victoria y Luis María, más conocido como Luisma, el surfista internacional uruguayo.</p> |
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Revisión del 10:29 18 nov 2015
El Hotel Playa sufrió el mismo destino. Le pasó a La Fragata, que no se demolió pero perdió su esencia y se transformó en una casa de comida rápida. El Hotel Palace está cerrado desde hace años y con su fachada grafiteada, a la espera de que el destino determine su futuro. El cine Concord sigue cerrado. El Lido también y allí ya no funcionará un cine. Lugares emblemáticos de Punta del Este que caen en el olvido, en la decadencia, o que se transforman para siempre. Lo mismo sucederá con Mariskonea, que se está demoliendo en estos días (18 de Junio de 2015).
Mariskonea, fundada en 1944, perteneció a varias generaciones de integrantes de la familia Iturria hasta su cierre en 2004. El primero fue Ascención, que había llegado a Uruguay en 1923 desde el País Vasco. Aquí conoció a Manuela González, hija de gallegos. Se casaron y tuvieron hijos. Uno de ellos fue José Luis, que se casó con Elizabeth Boldarenko y trajo más Iturrias a la península: Gabriela (cocinera, quien mantiene en alto el legado en la nueva Mariskonea sobre la rambla del puerto),Victoria y Luis María, más conocido como Luisma, el surfista internacional uruguayo.
Para los hijos el lugar está lleno de recuerdos y vivencias. “Acá pasaron cosas divinas y otras no tanto. Ahora siento solo tranquilidad”, dijo Victoria. Luisma recorrió estos días el mítico edificio, sacó fotos que publicó en la red social Facebook y escribió un mensaje que decía: “Está comenzando su fin”. Solo queda esperar que la bola de demolición transforme el lugar en escombros. Texto de El OBSERVADOR - Marcelo Umpiérrez Fotos. Walter Neri - PuntaOnline |
Click aquí para conocer sobre la historia de Mariskonea.
Contribución de una veraneante
A este restaurante íbamos a veces a almorzar o a cenar nuestra familia.
Recuerdo que mientras esperábamos, papá y mamá nos permitían salir a mirar la piscina interna que tenían con mariscos frescos y peces.
Lo lindo de esa piscina, decía papá, es que estaba comunicada directamente con el océano, del que le entraba y salía agua salada, ideal para la sobrevivencia de todo ese bicherío.
Siempre que le dábamos la vuelta a la península caminando sobre las rocas, (no había rambla aún, sólo había rocas, arena y pasto en algunos lugares), tratábamos de ver esa entrada de agua.