Diferencia entre revisiones de «La Comercial del Este»

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* [[Relatos de Máximo Tassano, hijo del Mayoral de La Comercial del Este]]
 
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* [[Estanislao Tassano - Versos de Umberto Pereira]]
 
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Entonces, el [[IUA]] es un colegio bla bla
 

Revisión del 16:00 26 may 2015

Última diligencia que llegó a Maldonado

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El INSTITUTO URUGUAYO ARGENTINO (IUA), de Punta del Este, colegio fundado en 1978, concibió esta recreación de la última diligencia que, con el nombre LA COMERCIAL DEL ESTE, funcionó en la ciudad de Maldonado. Lo hizo hasta 1910, fecha en que arribó el ferrocarril a esta ciudad. Quiso, con esta obra, mantener vivo el recuerdo del único medio de transporte colectivo terrestre que vinculaba a dicho Departamento con Montevideo, teniendo, por lo tanto, una enorme gravitación en su progreso.

La diligencia brindó numerosos beneficios a los habitantes de la zona; además de servir como transporte de pasajeros, agente de Correos y remesero bancario, fue vínculo cultural, portadora de salud, de sueños y de esperanzas.

Era un fuerte carromato construido en una fábrica de Pando, que efectuaba sus partidas tres veces al mes. Con capacidad para diez personas cómodamente sentadas, se llegaban a ubicar dieciséis si la afluencia de viajeros lo requería.

Estos vehículos eran tirados generalmente por nueve caballos: cuatro traseros, cuatro delanteros y el del Cuarteador. Los cuatro traseros eran dirigidos exclusivamente por el Mayoral mediante cuatro riendas bifurcadas. Los dos centrales eran los únicos que tenían la doble función de tiro y de freno del rodado, contando para ello con un fuerte trenzado de tientos, que unía sus pecheras a la punta de la lanza, y una retranca que les pasaba por debajo de la cola.

Los cuatro delanteros, llamados “boleros”, no llevaban riendas; obedecían únicamente al Cuarteador, quien cabalgaba unos metros por delante de la comitiva. Este, además de la función de tiro, tenía como tarea importantísima la de conducir la diligencia por la mejor huella o por el camino más transitable.

El Mayoral y propietario del carruaje era Don Estanislao Tassano (1866-1951), dueño también de las caballadas que en cada posta del camino lo esperaban para efectuar el recambio.

Mayoral y Cuarteador, ambos hábiles y experimentados, lograron salvar con éxito las múltiples situaciones peligrosas que se les presentaron a lo largo de sus muchos años de trabajo.