Diferencia entre revisiones de «Padre Domingo de Tacuarembó»
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Revisión del 13:14 24 oct 2016
18 de Mayo, 1899 - 8 de Enero, 1994
Testimonios (audio): Fernando Edye cuenta sobre el Padre Domingo.
El Padre Domingo
En 1940 llegó a Maldonado un fraile con grandes dotes de sacrificio: el padre "Domingo de Tacuarembó", como se hacía llamar y como firmaba.
Este personaje maravilloso, un verdadero santo (se iniciaron acciones en Roma para su beatificación), nació el 18 de Mayo de 1899, en la casa de sus padres, en la llamada Colonia Bella Vista (fundada por familias italianas), a orillas del río Negro, departamento de Tacuarembó.
Era hijo de Domingo Orsetti, agricultor, y de María Andrea - ambos italianos, originarios de la provincia de Udine -, tal como figura en su partida de nacimiento, en Paso de los Toros, el 2 de Junio de 1899.
Fue bautizado como Umberto Domingo Orsetti.
Fue fraile, sacerdote, cura párroco, misionero, director de colegios en Uruguay y en el interior de Argentina, consejero provincial, director de seminarios, maestro de novicios, fundador de innumerables obras, de caridad y de actividad, en comunidades enteras.
Fue chofer, horticultor, constructor, albañil, escultor: la gran estatua de San Francisco de Asís que se erigió sobre el cerro del Abra de Perdomo fue realizada por sus propias manos; la llevó a su dimensión de cinco metros de altura, más otros cinco metros de base, luego de proyectarla a partir de una pequeña imagen.
Con sus propias manos construía viviendas en los barrios pobres de Maldonado, fue ciclista de resistencia hasta los ochenta y siete años - montado en su preferido y único vehículo visitaba a los fieles del departamento -, concurría a donde se lo necesitaba, erigía capillas y oratorios, oficiaba la Santa Misa en los más recónditos parajes del departamento...
A pesar de su pequeño y castigado físico, vencía todas las dificultades. Era de imaginación desbordante, con un gran poder de convicción, que contagiaba y así conseguía lo que se propusiera.
Contaba siete años de edad cuando la familia se estableció en el barrio Nuevo París, en Montevideo. En 1910 ingresó al colegio de los Capuchinos, en su barrio, donde cursó hasta el liceo, aunque no pudo terminarlo, por enfermedad y recomendación de los médicos, quienes diagnosticaron que «tenía el corazón muy desgastado», y le pronosticaron poco tiempo de vida.
Terminada la Primera Guerra Mundial, el 19 de Junio de 1918, el que sería el futuro padre Domingo fue enviado a Génova, Italia, donde ingresó como novicio en la Orden Capuchina. Se inscribió como Domingo de Tacuarembó y fue consagrado sacerdote el 15 de Agosto de 1926 (día de la festividad de la Virgen de la Asunción) y destinado a la provincia de Santa Fe, Argentina.
En 1928, regresó al Uruguay como teniente cura, a la iglesia de su barrio Nuevo París en Montevideo. Su salud se deterioró cuando trabajaba como director de los estudios de Filosofía y Teología, en el convento de San Antonio, en 1932, por contagiarse de tuberculosis con sus visitas diarias a los enfermos del hospital Fermín Ferreira. Al mejorar, en Noviembre de 1940, fue nombrado superior y párroco de Maldonado. Fue investido y tomó posesión de la parroquia el 10 de Enero de 1941.
En el barrio Bella Vista, de Maldonado - llevaba el mismo nombre que el barrio que lo vio nacer en Tacuarembó-, compuesto por gente muy humilde y de escasos recursos, elevó una capilla dedicada a la Virgen de los Treinta y Tres Orientales. Es el primer templo en nuestro país erigido en honor a esta Virgen de los «33». Su piedra fundamental la colocó el padre Domingo, el 25 de Agosto de 1941 y su construcción la concluyó en noviembre de 1943.
En la Laguna del Sauce, un grupo de vecinos que desde tiempo atrás clamaban por poder tener una Capilla, tuvieron una rápida respuesta del padre Domingo. Se dedicó él mismo a levantar las paredes, junto con agricultores y nuevas familias que se estaban asentando en las inmediaciones. Los atraía la belleza del lugar, las ilusiones de vida y la determinación en hacer progresar una zona con grandes necesidades desde la desaparición - con el deceso de Don Antonio Lussich - de las plantaciones de árboles, que provocó desocupación y la caída en la demanda de alimentos producidos en las chacras.