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+ | Los abuelos eran enormemente tiernos. Cuando me acostaba se sentaban junto a mi cama, me daban suaves palmaditas y cantaban (a dúo o por separado) hasta que me dormía. | ||
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+ | Al abuelo Manuel le encantaba la ópera, y entonces, las radios de Buenos Aires tapaban a las de Montevideo. Un día en la semana transmitían la ópera del Colón y se escuchaba perfectamente. | ||
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+ | El abuelo, que tenía una de las primeras radios de Maldonado, preparaba la escenografía. Me acostaba en la cama de Ángeles, que estaba junto a la radio, se ponía su robe abrigada, se sentaba en un sillón cómodo y me explicaba el argumento, las arias principales y todo lo que consideraba necesario para que comprendiera. Era inevitable. Comenzaba la obertura y yo me dormía profundamente. Nunca pasé de ahí. Entonces me levantaba con cuidado y llamaba a Abuela, que me cambiaba por un camisón y me llevaba a mi cama. Cero en ópera. | ||
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+ | Los abuelos tenían mucho miedo de que me lastimara o me contagiara de algo, así que prácticamente casi no salía de casa. Era un bichito tímido, callado y mansito. Nunca, hasta ahora, me he peleado o discutido con nadie. Llegó el momento de ir a la escuela y sucedió lo inevitable. Nunca había tenido contacto con otras niñas y me pesqué todos los contagios. Tres meses de tos convulsa (no había vacuna), varicela y enseguida sarampión, seguido de congestión. Quedé muy débil (única vez en mi vida que me trataron por flaca). Terminé el año con trenzas porque entre una enfermedad y otra no había tiempo de llevarme a la peluquería. | ||
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+ | A pesar de todo, todos los días me traían los deberes y los hacía y en casa me enseñaron lo que correspondía a 1er año. | ||
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+ | Mi maestra en 1ero y 2do año fue María Teresa Montañés. La escuela era para mi el paraíso: montones de amigas con quien jugar en los recreos y maestras que me trataban muy bien. Yo no daba trabajo y aprendía fácil. En 3ero y 4to y la mitad de 5to, Ada Álvarez de Montañés, y en 6to Áurea Secco, con la que no simpatizamos mucho pero no pasó nada. |
Revisión del 16:53 27 may 2015
María del Carmen - Chichí - Pou Rivero
Su historia, manuscrita en Agosto de 2013:
Nací el 8 de Mayo de 1925 en San Carlos, en la casa que estaba frente a la escuela y luego ocuparon Rapetti y Águeda Castellanos, su esposa. Viví allí hasta tener 1 año y 1/2, cuando murió mi mamá, y mi padre me llevó a la casa de los Pou. La abuela y Tuta se fueron a Montevideo al sanatorio Colistro (donde las visitaba con frecuencia) y me fuí con los abuelos Rivero.
Los abuelos eran enormemente tiernos. Cuando me acostaba se sentaban junto a mi cama, me daban suaves palmaditas y cantaban (a dúo o por separado) hasta que me dormía.
Al abuelo Manuel le encantaba la ópera, y entonces, las radios de Buenos Aires tapaban a las de Montevideo. Un día en la semana transmitían la ópera del Colón y se escuchaba perfectamente.
El abuelo, que tenía una de las primeras radios de Maldonado, preparaba la escenografía. Me acostaba en la cama de Ángeles, que estaba junto a la radio, se ponía su robe abrigada, se sentaba en un sillón cómodo y me explicaba el argumento, las arias principales y todo lo que consideraba necesario para que comprendiera. Era inevitable. Comenzaba la obertura y yo me dormía profundamente. Nunca pasé de ahí. Entonces me levantaba con cuidado y llamaba a Abuela, que me cambiaba por un camisón y me llevaba a mi cama. Cero en ópera.
Los abuelos tenían mucho miedo de que me lastimara o me contagiara de algo, así que prácticamente casi no salía de casa. Era un bichito tímido, callado y mansito. Nunca, hasta ahora, me he peleado o discutido con nadie. Llegó el momento de ir a la escuela y sucedió lo inevitable. Nunca había tenido contacto con otras niñas y me pesqué todos los contagios. Tres meses de tos convulsa (no había vacuna), varicela y enseguida sarampión, seguido de congestión. Quedé muy débil (única vez en mi vida que me trataron por flaca). Terminé el año con trenzas porque entre una enfermedad y otra no había tiempo de llevarme a la peluquería.
A pesar de todo, todos los días me traían los deberes y los hacía y en casa me enseñaron lo que correspondía a 1er año.
Mi maestra en 1ero y 2do año fue María Teresa Montañés. La escuela era para mi el paraíso: montones de amigas con quien jugar en los recreos y maestras que me trataban muy bien. Yo no daba trabajo y aprendía fácil. En 3ero y 4to y la mitad de 5to, Ada Álvarez de Montañés, y en 6to Áurea Secco, con la que no simpatizamos mucho pero no pasó nada.