Diferencia entre revisiones de «El antiguo puerto de Maldonado»

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La bahía significaba un fondeadero protegido de los vientos del Sur y del Este, con un lugar de anclaje lo suficientemente profundo para los navíos de un arqueo promedio entre 500 y 1000 toneladas, que tenían un calado de unos 5 metros, (frente a las actuales Paradas 16 a 18). El lugar de desembarco habitual era en la zona de playa arenosa, a la que se podía aproximarse sin dificultad de bancos de arena costeros, con embarcaciones de remo y con posibilidades de embicarlos en la costa, (frente a las actuales Paradas 24 a 25). En esa playa existía un curso de agua, que descendía entre las dunas, cubiertas de matorrales espinosos: “espinas de la cruz” y vegetación rala. Formaba generalmente una laguna costera, determinada por la arena que acumulaba el oleaje en su desembocadura, que facilitaba el limpiar y llenar las barricas de agua potable, para la provisión de los navíos, de prolongadas navegaciones desde Europa, no inferiores a 15 semanas, previa recalada en las Islas Canarias.
 
La bahía significaba un fondeadero protegido de los vientos del Sur y del Este, con un lugar de anclaje lo suficientemente profundo para los navíos de un arqueo promedio entre 500 y 1000 toneladas, que tenían un calado de unos 5 metros, (frente a las actuales Paradas 16 a 18). El lugar de desembarco habitual era en la zona de playa arenosa, a la que se podía aproximarse sin dificultad de bancos de arena costeros, con embarcaciones de remo y con posibilidades de embicarlos en la costa, (frente a las actuales Paradas 24 a 25). En esa playa existía un curso de agua, que descendía entre las dunas, cubiertas de matorrales espinosos: “espinas de la cruz” y vegetación rala. Formaba generalmente una laguna costera, determinada por la arena que acumulaba el oleaje en su desembocadura, que facilitaba el limpiar y llenar las barricas de agua potable, para la provisión de los navíos, de prolongadas navegaciones desde Europa, no inferiores a 15 semanas, previa recalada en las Islas Canarias.
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El pirata francés Esteban Moreau en 1720, estableció un campamento en la costa de la bahía, con cobertizos para acopiar cueros que le proporcionaban los indígenas, a cambio de útiles y alcohol. Fue desalojado por fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires.
 
El pirata francés Esteban Moreau en 1720, estableció un campamento en la costa de la bahía, con cobertizos para acopiar cueros que le proporcionaban los indígenas, a cambio de útiles y alcohol. Fue desalojado por fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires.
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Plano del Puerto de Maldonado, José María Cabrer.
Plano del Puerto de Maldonado, Alexando Malaespina, Capitán de Fragata de la Real Armada, Octubre de 1789.
Plano del Puerto de Maldonado, b.
Plano del Puerto de Maldonado, c.
Plano del Puerto de Maldonado, d.





Por Mario Scasso Burghi




La Bahía de Maldonado, entre la Punta del Este y la Punta Ballena, protegida por la Isla de Gorriti, fue el punto de arribada al Río de la Plata, desde el S.XVI, fondeadero protegido y lugar de abastecimiento de agua obligado durante la navegación a vela.

Estuvo señalado en los mapas de navegación tempranamente, desde la expedición de Juan Díaz de Solís, que fondeara en ella el 2 de febrero de 1516, Día de Ntra. Sra. de la Candelaria, por eso lo llamó Puerto de la Candelaria y a la punta rocosa más oriental, Cabo de Santa María. Fue en este lugar, punto de acceso al Río de Santa María (como lo designaría el descubridor oficial), el Reino de España tomó posesión de estas tierras y del curso fluvial, acceso de su extensa cuenca hidrográfica, la segunda en extensión de la América del Sur.

El ancho estuario luego de la muerte de Solís, se lo denominó con su nombre y finalmente desde la información de Gaboto, de la Plata, que lo calificó como acceso a las “Sierras de la Plata” durante su expedición (1527-30) en él y sus principales afluentes. El nombre de Maldonado, fue también determinado durante la expedición de Gaboto, referido a la isla, donde abandonó a un tripulante Francisco Maldonado, al retornar a Europa en 1530. La mención en documentos oficiales del nombre relativo a la isla desde 1594, se refirió ulteriormente a toda la zona, incluida la bahía y puerto, al arroyo y aún a las sierras cercanas desde el S. XVII.

La Isla (o islas) de Lobos, mar afuera, también aparecen registradas en los mapas desde 1516.

Por razones geopolíticas, la denominación oficial cartográfica de Cabo Santa María, se trasladó hacia el Este, a la llamada Punta de los Rocha, durante las discusiones previas a la firma del Tratado de Límites Hispano-Portugués de Madrid de 1750, en el cual España le reconocía a Portugal el acceso y la Cuenca del Río Amazonas y éste le reconocía a España el acceso y las cuencas del Río de la Plata y del Orinoco. Fue el primer acuerdo de límites entre los dominios americanos de ambos reinos desde el Tratado de Tordesillas de 1494. El Puerto de Maldonado quedaba reconocido dentro de los dominios hispanos. El cabo pasó a ser referido como la Punta del Este del referido puerto.

La Isla de Maldonado cambiaría su nombre luego de la detención en ella del Capitán Francisco de Gorriti, último Comandante Militar de Montevideo, quién había establecido en la Bahía de Maldonado, una Guardia Militar cercana al fondeadero en 1749. Su detención, en su momento tan “sonada”, fue determinada por el nuevo Gobernador de Montevideo, Tte. Cnel. José Joaquín de Viana, por desavenencias con Gorriti, durante la Guerra Guaranítica 1754-56.

La bahía significaba un fondeadero protegido de los vientos del Sur y del Este, con un lugar de anclaje lo suficientemente profundo para los navíos de un arqueo promedio entre 500 y 1000 toneladas, que tenían un calado de unos 5 metros, (frente a las actuales Paradas 16 a 18). El lugar de desembarco habitual era en la zona de playa arenosa, a la que se podía aproximarse sin dificultad de bancos de arena costeros, con embarcaciones de remo y con posibilidades de embicarlos en la costa, (frente a las actuales Paradas 24 a 25). En esa playa existía un curso de agua, que descendía entre las dunas, cubiertas de matorrales espinosos: “espinas de la cruz” y vegetación rala. Formaba generalmente una laguna costera, determinada por la arena que acumulaba el oleaje en su desembocadura, que facilitaba el limpiar y llenar las barricas de agua potable, para la provisión de los navíos, de prolongadas navegaciones desde Europa, no inferiores a 15 semanas, previa recalada en las Islas Canarias.

La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, e.
La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, f.
La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, g.

El pirata francés Esteban Moreau en 1720, estableció un campamento en la costa de la bahía, con cobertizos para acopiar cueros que le proporcionaban los indígenas, a cambio de útiles y alcohol. Fue desalojado por fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires.

El puerto, constituía un objetivo estratégico para el Imperio Español, ya que determinó la instalación en él de una Guardia Militar desde 1749 y luego de una población desde 1755-57. Su fortificación con baterías en la Punta del Este, la Isla de Gorriti y la costa y cuarteles en la isla y en la población. Precisamente en las cercanías del desembarcadero, se construyó una batería, llamada de “la Aguada”, “del Puerto” y oficialmente “de la Trinidad”.

Regularmente estaba estacionada en él una embarcación de “guardacostas”, enviada del Apostadero Naval de Montevideo. En la última década del S. XVIII, se declaró “Puerto Menor”, cuando se instaló en él la Real Compañía Marítima, dedicada a la caza de ballenas y lobos marinos, partiendo desde él hacia España, navíos cargados de barricas cargadas de pieles y grasa de lobos y de aceite de ballenas. Se edificó entre 1799-1800, en la Ciudad de Maldonado, en un promontorio próximo a los arenales (que habían impedido su instalación junto al puerto), una torre de vigilancia costera, con vigías permanentemente apostados. Oyarvide en 1803, cartografía prolijamente la bahía.

La incursión británica al Puerto de Maldonado el 29 de octubre de 1806, destruyó las instalaciones y embarcaciones de la Real Compañía Marítima y desmanteló su sistema fortificado. La Flota Británica del Atlántico Sur, con base en Río de Janeiro desde 1808, ahora aliada a España invadida por Napoleón, comienza a utilizar el fondeadero de la bahía como punto de recalada, es así que aquí se produce el varadero del “HMS Monarch”, que deja el nombre del “Bajo del Monarca”, al Noroeste de la Isla de Gorriti y al otro año, el hundimiento del HMS Agamenón, en el “Bajo de los Banquitos”, en junio de 1809 (frente a la Parada 14). Ambos por desconocimiento de los fondos.

El 25 de Mayo de 1810 se produce en Buenos Aires el derrocamiento de la autoridad virreinal y su sustitución por una “Junta de Gobierno” designada por el Cabildo porteño. Esta estaba integrada por el anterior Párroco de San Fernando de Maldonado el Pbro. Dr. Manuel Alberti. El Gobierno de Montevideo se opone a la Junta Revolucionaria de Mayo y ésta declara al Puerto de Maldonado como “Puerto Mayor”, el 2 de julio de 1810, tratando en un sentido de apoyar a la población, arruinada por la ocupación británica y por el otro abrirle al puerto “Realista” de Montevideo, un competidor en la Banda Oriental, para la extracción e introducción de productos, instalándose una aduana. El 29 de julio, el Cnel. Francisco Javier de Viana ocupa Maldonado con tropas enviadas de Montevideo, clausurando esta expectativa.

Desencadenada la Revolución Oriental, se produce en el “Bajo de los Banquitos”, el hundimiento en la bahía, durante una “pamperada” (la menor protección que brinda el fondeadero es con los vientos del Oeste), del navío español “San Salvador”, que traía como refuerzo a la guarnición de la sitiada Montevideo, el “Batallón de Albuera” lo que ocasionó la peor tragedia marítima del río de la Plata, con más de 500 ahogados, el 31 de agosto de 1812. Al año siguiente, desde la Batería “del Puerto”, se impidió el desembarco de una expedición española, enviada por Vigodet, sitiado en Montevideo, para recoger víveres en Maldonado, el 6 de febrero de 1813.

Artigas en las Instrucciones del Año XIII, solicita a los delegados de la Provincia Oriental, que tramiten en el Congreso en el cual no fueron admitidos, la habilitación del Puerto de Maldonado y la instalación de una aduana, para comerciar con destinos de ultramar. Durante la Provincia Cisplatina Portuguesa, se reconstruyó íntegramente el “corredor de baterías” (1817-22).

El puerto fue ocupado por las fuerzas imperiales brasileñas, durante la Guerra de Independencia en 1827, como fondeadero de recalada de la Flota Imperial, punto de enlace entre Montevideo y Río Grande. Fortificaron la Punta del Este y la Isla de Gorriti, con guarniciones que provocaron enfrentamientos con las fuerzas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, establecidas en Maldonado. También existieron duelos de artillería entre navíos de guerra imperiales (Fragata “Emperatriz”) y las baterías costeras (Batería del Medio o de Jesús, Parada 17 y medio, frente al fondeadero principal).

Luego de la independencia de la República Oriental, recupera la calidad de puerto de recalada y de fondeadero de la flotilla de Francisco Aguilar y Leal, destinada a la caza de ballenas y de lobos marinos, muy jaqueada por la creciente actividad de balleneros británicos y norteamericanos, compitiendo en las mismas capturas. Estos faenaban a bordo de buques factoría, no en tierra. Los barcos de Aguilar incluían las goletas: “La Eufrasia y “La Adelaida”, para cargas comerciales.


La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, h.
La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, i.
La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, j.
La desembocadura del Río de la Plata en planos antiguos, k.


La Flota Británica, continúa recalando habitualmente aquí, siendo acondicionado el HMS Beagle entre abril y julio de 1833, previo al viaje a los Canales Fueguinos, lo que motiva la estadía de Darwin en Maldonado. En 1837 José Garibaldi, desembarca aquí, con una embarcación brasileña “Luisa”, cargada de café y muebles, que había asaltado actuando como corsario de la República Riograndense (Revolución de los Farrapos contra el Imperio del Brasil), con el apoyo de los inmigrantes genoveses y masones, generalmente comerciantes, instalados en Maldonado y de las autoridades con vínculos masónicos, que impidieron su captura, exigida por el Cónsul Brasileño local Juan Acosta Pereyra.

La progresiva utilización del vapor como fuerza propulsora y los cascos metálicos de las embarcaciones, provocaron un exponencial aumento del tamaño de los navíos y de sus cargas, una disminución de la tripulación y un marcado acortamiento de los tiempos de las travesías, lo que tuvo por consecuencia la disminución de las escalas para abastecimiento. Esto hizo desaparecer la importancia de Maldonado como puerto de recalada y sólo mantuvo su importancia local hacia fines del S.XIX, con el tráfico de cabotaje, para productos de la región y de pasaje. Era más rápido conectarse con Montevideo por barco (1 día), que por diligencia (3 días). Es así que a mediados del S. XIX operaran en el puerto goletas nacionales, más o menos regularmente como: “Águila” o “Virgen María”, o aún “romanas” como “Norma”, para carga y pasaje.

En 1860 se inauguró el Faro de Punta del Este, no pudiéndose construir el faro proyectado en la Isla de Lobos, por la oposición de las empresas que cazaban y procesaban los lobos marinos, que temían que su construcción y su luz, ahuyentaran las manadas del lugar. Sólo se inauguraría en 1906, constituyendo trascendentales mejoras en la facilitación de la navegación de acceso y salida del Estuario Platense, dado el gran número de naufragios y accidentes marítimos (varaduras), que se producían en la región.

En 1887 se inaugura la Aduana y el muelle de Punta del Este, obra iniciada por el Gobierno del Gral. Máximo Santos, que permaneció prácticamente inoperante, al no construirse el carretero entre la Ciudad de Maldonado y la Punta del Este, el acceso se realizaba en carretas por los médanos de arena circundantes.

La visita del Presidente Santos, en 1885, se realizó en las cañoneras de la naciente Armada Nacional, desembarcando en el desembarcadero, en chalanas.

A fines de la década de 1880, se construye por iniciativa privada, un muelle con estructura de hierro, próximo a la Batería de La Aguada, para embarque de piedra caliza (en 1889 ya estaba operativo). Lo realizó Ambrosio Gómez, propietario de canteras en Laguna del Sauce. También se realizaban embarques de calizas provenientes de las canteras de Nueva Carrara, del Gral. Gervasio Burgueño. Los traslados de las piedras de calizas se realizaban en carretas, a razón de 1000 a 1500 kg., tiradas por bueyes.

En 1897 se inauguraría el Molino a Vapor de “Cavallo Hnos.”, construido sobre la playa, más próximo a la Cañada de La Aguada, que lo proveía de agua, que contaría con un muelle propio, más prolongado que el anterior y situado unos 150 metros al Este de éste. El acarreo de granos, especialmente de trigo y maíz de la región, se realizaba en carretas.

El destino en general de los embarques era el Puerto de Montevideo.

A fines del S. XIX, se comenzaron a edificarse en la zona, casillas para baños y luego viviendas, más o menos precarias en las inmediaciones de los muelles. Sobre los mismos restos de la batería, un señor español Jaime Sagristá, agente de una empresa naviera, construyó un chalet y los muros de los cuartos de la guardia, fueron reutilizados para vivienda. Fue el inicio del barrio conocido como “Las Delicias”. En 1899, la Junta Económico Administrativa del Departamento, presidida por Estanislao González, construyó el primer camino empedrado “en cuña”, sustituyendo a la antigua senda de arena y cascajos, de tránsito entre la población y el puerto, entre la Calle 25 de Mayo y la playa, con una extensión de unas 15 cuadras. Se conserva en el sector más próximo a la playa un tramo lateral del empedrado original. El nombre que recibió el camino, fue “Porvenir”, pronto sustituido por “Camino a Las Delicias” (actual Avd. España).

La última década del S.XIX y la primera del S. XX, fue la de mayor actividad de estos muelles, en el transporte de mercaderías, correo, encomiendas y de pasaje. Existían varios navíos, que realizaban habitualmente el trayecto Maldonado-Montevideo (en ocasiones incluían La Paloma), como los de la flotilla de “vapores” de Lussich (“Tabaré”, “Salvor” y “Quebracho”) o el vapor “Unión” de Cavallo Hnos., o veleros como las goletas: “Syrius”, cuyo agente local era Salvador Estol, “No hay otro” y “Benjamín” (ambos operativos desde mediados de la década del 70), balandras: “Esperanza” y “Agustina” (esta viajaba desde mediados de la década del 70, con destino Buenos Aires, con cargas de “piedra cal”) o el queche “Oceanía”, todos de origen nacional. El Capitán del “Tabaré” era Vicente Serra.

Existían en Maldonado agentes consulares (Vice Cónsules) de Argentina, Brasil, España (Ramiro de las Carreras), Portugal (Fco. José Aguilar Pírez), Gran Bretaña (Ramiro de las Carreras y luego Enrique Burnett), Francia (Francisco Calamet, Ramiro de las Carreras y luego Pedro Fossemale), Italia (Carlos Porro), EEUU de América (Fco. José Aguilar), Reino de Suecia y Noruega (Fco. José Aguilar), así como agentes de empresas navieras y de seguros marítimos (Lloyd: Enrique Burnett).

La flota británica, utilizó el Puerto de Maldonado, como estación naval, regularmente desde noviembre- diciembre, en que se desplazaba la “División del Atlántico Sur”, integrada por dos o tres cruceros, desde la metrópoli a las Islas Malvinas y Georgias del Sur y al Pasaje de Drake y luego en marzo-abril de retorno. En sus aguas operaban poderosas flotas balleneras. La flota norteamericana, también la utilizó regularmente para comunicar la Base Naval Atlántica, con la de San Francisco. El USS Atlanta, estuvo en la bahía realizando determinaciones de profundidades y señalando cascos naufragados en las últimas décadas del S.XIX. En 1898 durante la Guerra Hispano-Americana, toda la flota operativa norteamericana, destinada a combatir a la flota española en Filipinas pasó por aquí, lo que determinó la ocupación del archipiélago y la Isla Guam y la anexión de las Islas Hawaii. En varias ocasiones los navíos británicos y aún navíos de guerra argentinos utilizaban la bahía para ejercicios de tiro, tomando en algunas oportunidades como blanco los restos de las fortificaciones españolas de la Isla de Gorriti, hasta que fueron prohibidas por el gobierno en 1895. La población fernandina veía con beneplácito estas recaladas, considerando que un crucero de guerra era tripulado por unos 600 a 800 marinos, su llegada provocaban un importante aporte de dinero, en avituallamiento, comidas en tierra, suministro de caballos para equitación de los oficiales, expendio de bebidas alcohólicas y prostitución. El número de habitantes estables a fines del S.XIX rondaría en los 2500. Con sus marinos los fernandinos aprendieron a jugar al fútbol, el nacimiento del Club Atlético Fernandino está relacionado a la formación de planteles para competir con los visitantes. Utilizaron los británicos y los norteamericanos, un predio de la isla como cementerio, hasta que el gobierno temiendo reclamaciones territoriales lo prohibió, ordenando el retiro de los restos humanos sepultados que fueron trasladados al Cementerio de Maldonado (en 1892).

En 1906 un temporal produce severos daños al “Muelle de Hierro”, pero es reparado, por el mecánico Camilo Walter.

Durante la administración del primer Intendente Municipal Juan B. Gorlero (1909-13), se realizó un ambicioso proyecto de construcción de un puerto ultramarino en la bahía, del que se conservan planos. Se planearon escolleras de protección desde la costa y la Isla de Gorriti y nuevos muelles de atraque, a los que llegaban las vías ferroviarias. Su desarrollo, aparte de su elevado costo, hubiera impedido el ulterior desenvolvimiento turístico de las playas de la bahía.

En 1910 se suceden dos acontecimientos trascendentes que liquidan la existencia del Puerto de Maldonado, uno es el inicio de la construcción del carretero, “por la costa” desde Las Delicias a Punta del Este, que se finalizaría al otro año y el segundo fue la llegada del ferrocarril a Maldonado, no extendiendo los rieles hasta el puerto. Esto imposibilitó su funcionamiento, convirtiendo a la ciudad en la terminal ferroviaria, invirtiendo el flujo de mercaderías, encomiendas y pasaje hacia Montevideo, por vía terrestre, con unas 4 horas de duración del trayecto. La entonces Villa de San Carlos se constituyó en la real terminal ferroviaria del Este, para el flujo de cargas de granos, harina, lanas, cueros, tropas de ganado, que llegaban de Lascano, Castillos, Rocha, Aiguá, con destino a Montevideo y arribo de mercaderías desde allí. Las calizas se cargaban en Pan de Azúcar y estaciones intermedias.

Sólo tuvo el puerto un breve “canto del cisne” con la explotación de los yacimientos de turba localizados junto a la Cañada de la “Aguada”, que pasó a llamarse “La Turbera”. Esta se hizo intensiva durante la “Gran Guerra” (1914-18), cuando la turba se extrajo con destino al consumo de las Usinas de Gas, principalmente en Buenos Aires, trasladada en chatas o en buques: “La Rosa”, dada la carencia de carbón (proveniente de Europa).

También la navegación utilizando los puertos del Río de la Plata, como puntos de escala para navegar hacia el Océano Pacífico, desde y hacia Europa y los EEUU de América, desapareció al inaugurarse el Canal de Panamá, en 1914. La flota británica continuó visitando regularmente la bahía hasta 1940. Mantuvieron el agente consular hasta la actualidad.

La violenta Sudestada de julio de 1923, arrasó completamente el más antiguo y abandonado “Muelle de Hierro” y destrozó la parte más distal de la cabecera del Muelle de Cavallo. El molino dejó de funcionar en la segunda década del S.XX (su razón de ser en el lugar, era la utilización del puerto). Fue vendido al Estado a principios de 1932, con el objetivo de reconstruir su estructura para hotel. Su muelle se convirtió en el pesquero predilecto de la población fernandina y persistió (por lo menos sus pilares) hasta principios de la década de 1970, en que fueron removidos con explosivos por el Batallón de Ingenieros No.4. Este muelle constituye uno de los recuerdos más añorados por los viejos vecinos.

Instalado el “Hotel Las Delicias” administrado por la Comisión Nacional de Turismo inicialmente y luego por la Intendencia Municipal de Maldonado, constituyendo en él, el IMET (Instituto Municipal de Estudios Turísticos), frente a su ingreso, orientado hacia el Oeste, se delimitó una plaza pública en donde estaba la explanada donde maniobraban las carretas que traían los granos y las piedras calizas. En ese lugar se instaló por iniciativa del Gobierno Departamental y de la Asociación Patriótica del Uruguay, en el 145 Aniversario de las Instrucciones del Año XII, el 5 de abril de 1958, un panel de granito rojo, con una leyenda que recordaba la referencia en las instrucciones, a la habilitación del Puerto de Maldonado, para el comercio.

Durante “el Proceso”, la administración municipal instaló en el centro del espacio público parquizado, la fuente circular de granito, con un ángel de bronce sobre un pedestal en su centro, realizada por el Escultor José Luis Zorrilla, regalo de despedida de los compañeros del Banco de la República a Jorge West. Esta fuente estaba ubicada frente a su residencia, ubicada en la “subida” del Carretero Las Delicias, en la actual esquina de Avd. España y la Calle Ecuador. Al demoler la residencia, sus propietarios (descendientes de West), la donaron a la Intendencia.

Durante la Administración Departamental 2000-05, se concesionó el edificio de ex molino y ex hotel a una empresa hotelera particular, para su explotación: actual “Hotel Serena”. La concesión no sólo incluía el edificio, sino también el espacio parquizado entre la Avd. España, la Rambla Costanera y el edificio. El predio se arrasó, desmontando el monumento de granito y la fuente, que quedaron arrumbados en el talud perimetral, para constituir una playa de estacionamiento de vehículos. En esa situación permanecieron unos diez años, hasta que la Administración Departamental 2010-2015, dispuso la instalación del Monumento recordatorio de las Instrucciones del Año XIII, relativas al Puerto de Maldonado, reconstituyéndolo (ya que había sido sustraída la pieza de granito de su base), en el muro perimetral junto al edificio de Información Turística de la Intendencia de la Parada 24 de la Rambla Dr. Claudio Williman, en las proximidades del antiguo puerto y de la Cañada de la Aguada. La fuente fue inexplicablemente cedida al BROU, que la instaló en el frente de su Sucursal Maldonado, junto a la puerta de ingreso. Cuando el espacio fue remodelado para instalar cajeros automáticos con acceso independiente desde la calle, la fuente fue desmontada y arrumbada en el fondo del local, fuera de la vista del público.

El único hito que recuerda la existencia del antiguo Puerto de Maldonado que fue operativo desde el S.XVI hasta las dos primeras décadas del S.XX, es el monumento de granito, actualmente casi invisible cubierto de la vegetación circundante y grafiteado y además se le instaló un depósito de desperdicios por delante.

Los restos de la Batería de la Aguada, con un permiso en trámite para su edificación.

La fuente, de alto valor artístico, que engalanó e espacio que perteneciera a la antigua playa de maniobras del puerto, propiedad de la Intendencia Departamental, cedida al BROU y arrumbada, en el fondo de su sucursal.

Todo esto forma parte del menospreciado patrimonio de los fernandinos.




Dr. Mario Scasso Burghi


Bibliografía



Agamemnon. La pasión guerrera de Lord Nelson. – Anthony Deane. 1998.

Diccionario Biográfico de la Ciudad de Maldonado (1755-1900). María Díaz de Guerra. 1974.

Historia de Maldonado. Tomo II – María Díaz de Guerra. 1988.

Homenaje de la Ciudad de Maldonado a la Ciudad de Buenos Aires en el CL aniversario de su Gloriosa Revolución. – Florencia Fajardo Terán. 1960.

Ensayo de Historia Patria. Tomo I. – H. D.. 1955.

Crónicas en la Cuenca del Plata de Giuseppe Garibaldi. – Enrique Pique-Jorge Guidobono. 2007.

La Segunda Expedición Hidrográfica Inglesa al Confín Austral Americano (1831-1834). – Rodolfo Poletti Formosa. 1982.

Maldonado y su región. – Carlos Seijo. 1945.

Isla de Lobos. – Isaías Ximenez-Eduardo Langguth. 2002.


Dr. Mario Scasso Burghi











Dr. Mario Scasso Burghi

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