Diferencia entre revisiones de «Seijo, archivo familiar»
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[[Archivo:Seijo-El-Penasco.jpg|thumb|frame|none|600px|El Peñasco, residencia de Maximiliano Seijo, del Arq. Villamajó. A fines de la década del 40 “El Peñasco” fue adquirido por Don Rafael de la Fuente, quien llevó adelante una reforma muy importante de la casa, encomendando al Arq. Julio Villamajó su planificación y conducción, así como al Arq. Antonio Bonnet su decoración interior. Desde entonces “El Peñasco” inició un nuevo ciclo y la impronta que le dió Villamajó, permanece aún celosamente custodiada por la Familia Koen, sus actuales propietarios.]] | [[Archivo:Seijo-El-Penasco.jpg|thumb|frame|none|600px|El Peñasco, residencia de Maximiliano Seijo, del Arq. Villamajó. A fines de la década del 40 “El Peñasco” fue adquirido por Don Rafael de la Fuente, quien llevó adelante una reforma muy importante de la casa, encomendando al Arq. Julio Villamajó su planificación y conducción, así como al Arq. Antonio Bonnet su decoración interior. Desde entonces “El Peñasco” inició un nuevo ciclo y la impronta que le dió Villamajó, permanece aún celosamente custodiada por la Familia Koen, sus actuales propietarios.]] | ||
+ | [[Archivo:loreley.jpg|thumb|frame|none|600px|Residencia del Dr. Ernesto Seijo "Loreley", 1910. (Foto publicada por Andrés Miranda en "Recuerdos de Maldonado".]] | ||
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Revisión del 16:00 5 feb 2019
Familia de origen español con tradición carolina
Pinceladas sobre la familia Seijo
Extraído de "Personajes con sabor a Maldonado", del Dr. Alfredo Nocetti Fasolino
La radicación de los Seijo en San Carlos fue un poco obra del azar. Allí llegaron en 1869, procedentes de Montevideo y en viaje a Rocha, escapando a una epidemia que azotaba a la capital de la República. Obligados a cumplir una cuarentena, por razones sanitarias, antes de entrar a la ciudad rochense, la familia se estableció en el partido de José Ignacio, en la antigua estancia de Antonio Correa, próxima al paso que lleva su nombre.
Fue en esos días que don José Ramón Seijo, el padre, adquirió la propiedad de un campo, ubicado a la entrada de San Carlos, que se conocería después como Quinta Seijo. El establecimiento había pertenecido entre 1817 y 1841 al comandante Antonio Mancebo, pasando ese año a propiedad de Juan Martínez y en 1848 al coronel Juan Barrios quien lo vendió en 1869 a los Seijo.
Pero don José Ramón, de origen español, que había llegado muy joven al Uruguay, había estado anteriormente en San Carlos, casándose con la carolina Carlota Correa, hija de Quintín Correa, que fuera Jefe Político del Departamento de Maldonado, y con quien tuviera varios hijos: Esteban Hilario, Ernesto, Maximiliano, Carlos, Anselmo, Carlota y Laura Seijo Correa.
Aquella chacra de las afueras de Maldonado era a comienzos del siglo XX una mansión de importancia. Los Seijo fueron también propietarios de toda la margen izquierda del arroyo Maldonado desde frente a El Peñasco hasta La Barra. El Peñasco fue residencia de uno de los hermanos de Carlos, Maximiliano, y a su lado, otro de los hermanos, Ernesto, construyó una casa famosa, Loreley, extensa área arbolada.
En Loreley, en una pequeña caverna, un Cristo pintado por Carlos Seijo fue lugar de excursiones religiosas y turísticas durante varias décadas, y ante la imagen ofició una misa campal, alguna vez, el arzobispo Juan Francisco Aragone. También fueron los Seijo de los primeros en edificar en la península de Punta del Este.
El Museo Ernesto Seijo
"... la casa señorial y el Museo, del Dr. Ernesto Seijo, conocidos por Loreley, sobre el Camino a San Carlos. Cuantos lo visitan, dicen de él que es todo una maravilla; que honra a Maldonado, y que debe ser oficializado para que lo cobije el concepta de Monumento Nacional, y lo proteja."
Palabras de Avelino C. Brena, 1957 "Frente al Bicentenario" de Maldonado, p27.