Grossy, Julio
Julio Grossy
26 de Enero, 1790 - 10 de Mayo, 1876
Aventurero, fundador de la 1era Escuela de Agrimensura de Maldonado.
De las filas de Napoleón a la Torre del Vigía.
Nacido en Ovada, cerca de Génova, estudió matemática y lo habilitaron Piloto. Un incidente estudiantil lo hizo abandonar su tierra, embarcado como grumete. Piratas turcos lo apresaron junto a toda la tripulación y lo mantuvieron cautivo dos años, hasta que pudo huir con un compañero en un bote, con unas galletas, un barrilito de agua y una brújula. Los recogió un barco y los llevó a Marsella. Era la época del auge de Napoleón y el joven genovés se alistó en su ejército, sirviendo en las campañas de Polonia y Rusia. Prisionero en Alemania, intercambió la enseñanza de idiomas. La guerra lo condujo otra vez a Francia y se le confió el pilotaje de una nave mercante. En uno de sus viajes condujo a América a José Garibaldi.
Pasó luego a servir en la escuadra argentina, en la guerra con los brasileños, bajo las órdenes del almirante Guillermo Brown. Tripulaba El Corsario, un barco que una noche quedó perdido en la niebla. Al despuntar el alba se encontraron rodeados de barcos brasileños. Viéndose perdidos prendieron fuego a la nave y trataron de huir en los botes. Entre los náufragos que fueron apresados estaba Julio Grossy y un oriental, Leonardo Olivera. Fueron primero depositados en las seguras "bóvedas" de Montevideo y luego transportados a la Isla das Cobras, cerca de Río de Janeiro. Sus conocimientos de inglés le permitieron trabar relaciones con los marinos de un barco que se había acercado a la isla prisión. Los ingleses le facilitaron un bote con el que por la noche, junto con Olivera, se llegó hasta el barco británico que de inmediato levó anclas. Llegaron hasta la costa de Rocha - entonces Departamento de Maldonado - y allí bajó Olivera, cerca de su pueblo natal.
Grossy sigue hasta Buenos Aires, donde se casa con una joven irlandesa, María O´Kurley. Con ella, siempre aventurero, vive algún tiempo en las islas Malvinas. Olivera, que no lo había olvidado, le escribe incitándolo a viajar a Maldonado. Acepta Grossy la invitación de su amigo, e instalado en Maldonado, a donde llega en 1833, a los 43 años, funda la Escuela de Agrimensores. En el archivo que conservaba el agrimensor Jaime Pou, se obtenía cabal impresión de la vida activa que llevó en Maldonado.
Mazzoni lo recuerda, ya anciano, yendo a sentarse junto a la Torre del Vigía, en la plaza que entonces se llamaba del Recreo, muchas veces acompañado de su nieto.
(Resumen a partir de las fuentes: "Personajes con sabor a Maldonado", del Dr. Alfredo Nocetti Fasolino y "Diccionario biográfico de la ciudad de Maldonado", de María A. Díaz de Guerra).
María Carmen Pou Rivero (Chichí) comparte sus recuerdos sobre su tatarabuelo aventurero:
Julio Grossy nació en Génova y, siendo un muchacho joven se batió a duelo, cosa que estaba penada con cárcel. Para evitarlo cruzó el Mediterráneo y se fué al norte de África. Estuvo allí unos años, pero no estaba bien. Entre otras cosas pretendían que se convirtiera al Islam. Un día tomó un bote de la orilla y remó hacia el norte buscando un barco que lo recogiera. Lo encontró, pero tuvo mala suerte. El barco, francés, lo desembarcó en Marsella y, justo en esos momentos, Napoleón hacía la leva para la campaña de Rusia. No se debe haber sentido muy feliz, pero tuvo que marchar con Napoleón a Rusia.
Pasaron mil penalidades: hambre, frío y, finalmente, derrota. Cuando cruzaban el norte de Alemania, él y otro soldado cayeron helados al borde del camino. Los compañeros no tenían cómo ni con qué socorrer a nadie. Los dejaron por muertos y siguieron. Ya habían caído muchos. El propietario de la finca que estaba cerca los vió y se aceró. En esos tiempos de guerra la mano de obra era muy escasa. Frotándolos consiguió que reaccionaran y los llevó adentro. Los puso a trabajar (por supuesto que gratis) y los alojó en un galón helado y destartalado. Un día, hablando con ellos, descubrió que Julio hablaba varios idiomas. Por supuesto que italiano, y además francés, alemán y algo de ruso e inglés. Le pareció una espléndida solución como profesor de idiomas de su hija y se lo llevó a la finca bajo techo. El compañero, que quedó en el galpón, murió ese invierno, de frío.
Al fin terminó la guerra y el alemán lo tuvo que dejar libre. Se acabó la mano de obra gratuita. Cuando volvió de Alemania no sé que hizo, pero terminó embarcándose hacia el Río de la Plata. Acá se unió a la gente que combatía a los brasileños en los tiempos de Artigas. Finalmente lo hicieron prisionero y fue a parar a la Isla das Cobras. Su compañero de celda era Leonardo Olivera. Como era una isla, algunas veces los sacaban a la playa para que tomaran algo de aire y sol. En una ocasión de esas había una fragata inglesa esperando viento favorable para partir. Los marineros habían bajado a la playa y Don Julio aprovechó para hablarles y pedirles que les dejaran un bote escondido entre las rocas. Esa noche (casualidad de casualidades) el centinela se durmió (yo creo que le dieron con algo en la cabeza) y se escaparon en el bote. Los brasileños empezaron a disparar desde la costa pero no alcanzaron la fragata.
Leonardo Olivera se bajó en Rocha, Julio siguió hasta Buenos Aires, donde se casó con María O´Kervis, una irlandesa. Después trabajó en una compañía pesquera en el sur, y su primer hijo nació en las Malvinas. Tuvo varios hijos, pero en esa vida, tan movida y errante, casi todos murieron. Finalmente con su hija María Antonia se estableció en Maldonado.
Con sus conocimientos de marino fundó en Maldonado una Escuela de Agrimensores que estudiaban con él y venían (en barco en esos tiempos) a dar sus exámenes y recibirse en Montevideo. Por lo que sé, vivieron primero en la casa donde vivieron los Burgueño, en Ituzaingó, en la misma acera que el Museo Mazzoni pero más cerca de Sarandí. En 1860 compró la residencia definitiva en Dodera 944. Así llegó a la Escuela Jaime Pou Otero que, además de recibirse, se ennovió y se casó con María Antonia.
Estas cosas se las contaba mucho después Don Julio a su nieto, mi abuelo Jaime (Jaime Pou Otero, casado con Antonia Grossy, hija de Don Julio), sentados en el suelo con la espalda apoyada en la Torre del Vigía. En ese tiempo aún no había pinos, solo arena hasta el mar.
A María Antonia le faltaba un mes para tener a su hijo, Julio se enfermó y tomó el camino de los enfermos cuya enfermedad no se conocía: el muelle y el barco a Montevideo. Murió en Montevideo y ella quedó viuda a un mes del nacimiento de mi abuelo Jaime Hilario, hijo de jaime Pou Otero y María Antonia Grossy. Años después, María Antonia, que tenía un hijo chiquito, se volvió a casar con un señor de apellido Carbone, que parece haber sido muy buena persona. Tuvo tres hijos: 1) María, casada con Porchile y madre de Raúl; 2) Palmira, casada con Gregorio Gutiérrez y 3) Andrés, que muy joven se fué al sur de la provincia de Buenos Aires y murió allí.
(Extraído de las memorias de María Carmen Pou Rivero, manuscritas en Agosto de 2013).
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