Giuseppe Garibaldi y Guillermo Brown

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Extracto del libro "Saga de una familia de clase media" de Reynaldo de la Fuente.


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Rosas ante la imposibilidad de una invasión por tierra había confiado al Almirante Guillermo Brown una flota de mar para luchar contra Montevideo que había logrado durante 1841 prevalecer sobre la flota de Rivera, pero no de forma decisiva. Ahora Rivera abandona la lucha en el Río de la Plata y confía nuevas misiones fluviales a Giuseppe Garibaldi Giuseppe Garibaldi, nacido en 1807 en Niza, cumplió una intensa y discutida actuación en la América del Sur, donde llegó exiliado en enero de 1836, antes de su posterior protagonismo en la unificación italiana.

Garibaldi llegó por primera vez al Río de la Plata en 1837 al mando de un pequeño barco corsario, el "Mazzini", y una docena de "camisas rojas" que lo seguían desde su huida de Europa. El grupo operaba bajo la bandera de la República de Río Grande, o República de Piratini, liderada por Bento Gonçalves.

Después de muchos avatares en San José y Entre Ríos, logró regresar a Rio Grande do Sul previa escala de un mes en Montevideo, bajo protección de los emigrados italianos.

Actuó como corsario con dos lanchones en la laguna de los Patos, acompañado de unos 50 hombres, pero fracasó en el intento de llevar sus correrías al océano atlántico porque su buque naufragó.

En 1839 en Laguna, pequeña ciudad del sur del estado de Santa Catalina, conoció a Ana María de Jesús Ribeiro da Silva, una joven morocha y despierta de 17 o 18 años, casada y separada de un marido golpeador. "Anita", resuelta y de armas tomar, sería el gran amor de Garibaldi, a quien acompañaría en sus aventuras. La pareja se casó en Montevideo el 26 de marzo de 1842 en la Iglesia de San Francisco Asís, Ciudad Vieja, a pesar de la condición de masón de Giuseppe. Giuseppe y Anita tuvieron cuatro hijos: Menotti, nacido en Rio Grande do Sul en 1840; y otros tres nacidos en Uruguay: Rosita, quien falleció en 1843, Teresita y Ricciotti.

Después de diversas aventuras y cansado de guerra, en 1841 Garibaldi decidió establecerse en Montevideo. Se ganó la vida como "agente de comercio" y profesor de matemáticas, hasta que Rivera comenzó a asignarle misiones de conducción de guerra naval.

Inicialmente le concede en 1842 el mando de la corbeta "Constitución", de 18 cañones.

Con la corbeta "Constitución", y otros dos barcos, Garibaldi partió hacia Corrientes, entonces una provincia gobernada por Pedro Ferré aliada de los unitarios y colorados con el objetivo de darle apoyo militar y dificultar las operaciones de Oribe entre Santa Fe y Entre Ríos sobre el rio Paraná. Era una misión de escasas posibilidades de éxito dado que debía sortear la isla de Martín García que controlaba el ingreso al rio Uruguay en la zona que el Rio de la Plata se angosta, y una vez en el rio Paraná el único aliado eran las débiles fuerzas correntinas.

Garibaldi pese al fuego de las baterías de Martin García con las que se batió durante dos horas el día 12 de junio de 1842, logra que el Bergantín Pereira y la Goleta Prócida, eludan el obstáculo, Consiguiendo posteriormente entrar por la noche en el Paraná por la boca del Guazú. Poco después capturó un práctico para orientarse en el río, y comenzando luego a capturar e incorporar tripulaciones y buques que se encontraron durante la navegación. Posteriormente se incorporaron fuerzas aliadas del gobernador de Corrientes.

Brown mientras tanto cambiaba su buque insignia al Echagüe -ex Cagancha, secuestrado a la flota de Rivera- y recién en el mes de julio remonta el Paraná con el trabajo que supone esa navegación a un buque de vela, haciéndolo a remo o a la sirga las más de las veces.

El 15 de julio Brown avista la flotilla de Garibaldi que tenía varada la corbeta Constitución.

El combate se avecina en proximidades de la ciudad de Esquina al SO de Corrientes. La escuadra de Brown triplicaba a la de Garibaldi en buques, tripulación y recursos logísticos.

Garibaldi se prepara para la resistencia ubicando sus buques perpendiculares a la corriente para concentrar el fuego en el centro del río.

El día 16 amanece despejado y el río en bajante. Brown avanza a la sirga y Garibaldi desembarca un destacamento para enfrentar a los sirgadores. La jornada terminó con un fuerte intercambio de artillería. A la mañana siguiente, segundo día del combate de Costa Brava, la lucha tiene menos ardor porque a la escuadrilla oriental le faltan municiones y pólvora que los correntinos antes de partir dando la batalla por perdida, no reaprovisionaron.

Brown se prepara para capturar a la escuadrilla entre dos fuegos y Garibaldi luego de celebrar un consejo de guerra con sus oficiales decide embarcar a las tripulaciones en botes, que él aborda finalmente portando el pabellón de la Pereira, alejándose lo suficiente para ver estallar la pólvora que destruye sus naves mayores bloqueando buena parte del canal.

Brown no ordena perseguir a Garibaldi. Su vieja ética corsaria primó en aquel momento, a pesar de que su espíritu ya ganado a determinadas causas rioplatenses lo harán afincarse hasta el fin entre ambas orillas, dejando generaciones de descendientes que aún viven en ambas márgenes del Río de la Plata. Solo atinó a decir: “dejad ir a ese gringo que es un valiente”.

A todo esto, Oribe inicia el sitio de Montevideo a partir del 16 de febrero de 1843.

Rosas para tomar Montevideo debía atacarla también por mar y para esa tarea recurre una vez más al Almirante Guillermo Brown. Rivera por su parte acude a Garibaldi.

Poco después se producen las primeras confrontaciones entre Brown y Garibaldi, en el marco de distintas acciones paralelas protagonizadas también por el Contralmirante John Brett Purvis y otros intereses británicos. La primera medida preventiva ordenada a Garibaldi fue hundir o incendiar buques que estacionados en los canales obstaculizasen el avance de Brown hacia Montevideo. Luego para defender la ciudad Garibaldi comienza a armar una flotilla y reúne unos lanchones con los que ataca al San Martín que ha varado en Punta Yeguas y consigue arrebatarle 2 carronadas y parte del velamen. Garibaldi promueve luego una contribución popular y logra recaudar lo suficiente para poder contar al finalizar 1843 con los bergantines 28 de marzo y Syren; los paileboats Republicano, Legionario, Independiente, Sosa y Atrevido; las cañoneras Volcán, Libertad y General Medina. A pesar del número la eficacia de la escuadrilla era dudosa. Poco después salieron al paso intereses asociados a la política marítima inglesa.

El 1ero de abril de 1843 la flota argentina inicia el bloqueo naval de Montevideo, pero John Brett Purvis, comodoro británico al frente de la flota afectada al sudeste de América del Sur lo reprueba, en el marco de la política británica de favorecer la libertad comercial y los puertos abiertos.

El 7 de abril Brown se apodera de la pólvora que varios importadores almacenaban en la isla de Ratas, dentro del puerto de Montevideo, pero ante las quejas de los comerciantes Purvis exige a Brown la devolución del material bélico confiscado.

Ante el hecho el gobierno de la Defensa se decide a fortificar la isla y el Cerro y a colocar 3 baterías en la costa. El 29 de abril Brown ataca la isla con tres embarcaciones, pero Garibaldi interviene con lanchones armas y soldados de la legión italiana. Se producen descargas de ambos bandos que ponen en peligro la seguridad de los buques surtos en el puerto. Ante esto Purvis nuevamente interviene y niega a Brown el derecho de bloquear Montevideo.

Por decreto del 10 de julio de 1843 Oribe habilita el puerto del Buceo. El gobierno de Montevideo niega inmediatamente tal derecho al sitiador.

En este mismo mes de julio y en agosto de 1844 Garibaldi ordena incursiones sobre el puerto del buceo y se apresan buques surtos en esa bahía.

Las acciones de Purvis estaban asociadas también a su relación con Samuel Fisher Lafone, importante hombre de negocios de origen inglés que desde 1841 venía colaborando con el gobierno de Rivera, el cual, necesitado de recursos financieros, veía en él un buen socio con el mérito adicional de tener una mala relación personal con Rosas.

En lo relativo a intereses marítimos Lafone realizó una importante compra de tierras públicas junto con su medio hermano Alejandro Ross Lafone, adquiriendo la península de Punta del Este el 27 de setiembre de 1843 por cuatro mil quinientos pesos plata al contado cuando el presidente del gobierno de la Defensa ya era Joaquín Suarez, recluido en Montevideo ante el asedio del gobierno de Oribe, pero apoyado por mar por la flota inglesa. También en sociedad con el Almirante ingles Sir George Sartorius, adquirieron los derechos de explotación de los recursos de la isla de Lobos por diez años y la propiedad de la isla de Gorriti por mil quinientos pesos. Estos comerciantes consideraban que Punta del Este podía transformarse en el principal puerto de desembarco de pasajeros y carga del Atlántico Sur, uniendo la isla Gorriti con tierra firme, y levantando una escollera sobre la Boca Chica. La publicación del convenio despertó las críticas de los gobiernos extranjeros, en especial el de la Confederación Argentina que discrepó con la idea de fortificar la boca del Río de la Plata, transformando a Maldonado en un punto de control del comercio regional.

El 2 de diciembre de 1844 Brown recibió orden de imponer el bloqueo absoluto sobre Montevideo y Maldonado, dando plazo al 20 de febrero para el abandono del área a “los buques del comercio”. A esta altura una flota anglo-francesa se había coaligado para defender los intereses de ambas potencias industriales deseosas de llegar con sus productos a los puertos de la cuenca del Plata.

Los anglo-franceses advertidos de la orden recibida por Brown, pidieron que la medida se postergase, y en abril de 1845 una flota anglo-francesa bloquea el Puerto de Buenos Aires al negarles Rosas la apertura de la navegación del Río de la Plata y todos los afluentes de su cuenca hidrográfica para el acceso con fines comerciales a los puertos de la misma. También se bloquean Buceo, Maldonado y Colonia que eran puertos de Oribe.

El 22 de julio de 1845 el almirante Lainé y el comodoro Pasley desconocieron el bloqueo y el derecho argentino a bloquear los puertos orientales encontrándose en guerra e informaron a Brown por escrito que su escuadra quedaba detenida bajo los cañones anglo-franceses.

Las escuadras anglo-francesas habían incrementado su presencia en el Plata (10 buques, 160 cañones, tripulados por 1310 ingleses, más 10 buques, 282 cañones, tripulados por 2230 franceses) y también los brasileños, aliados de los ingleses (8 buques, 146 cañones, tripulados por 1150 hombres) para neutralizar a la flota argentina al mando de Brown (6 mercantes armados, 85 cañones, 780 hombres).

Brown recibió orden de Rosas, a través del canciller Arana, de levantar el bloqueo y regresar a Buenos Aires (22 de julio de 1845) y al comunicar, como es de práctica, su intención a los anglo-franceses, recibió de estos la comunicación de que no podían autorizar la partida de ningún buque de guerra argentino, hasta no recibir instrucciones diplomáticas pertinentes.

Luego de ello, y como lo relatara el almirante Brown en su parte del 9 de agosto de 1845, el 21 de julio por la noche la corbeta HMS Cadmus cambió de fondeadero, haciéndolo entre el General San Martín y la 25 de Mayo. En la mañana del 22 se aproximó a ambos el bergantín francés D’Assas y a las 11.00 fueron a bordo del buque insignia argentino dos oficiales comisionados por los almirantes Inglefield y Lainé, a informar la detención de la escuadra argentina.

Llamó Brown abordo de su buque a los comandantes de los buques 25 de Mayo, Echagüe y Maipú, cuando entonces hizo irrupción la corbeta HMS Satellite, agregándose D’Assas en la “custodia” de los buques argentinos. La situación se mantuvo hasta el 31 de julio, cuando nuevamente los comisionados europeos volvieron al San Martín para informar a Brown que podía regresar a Buenos Aires, pero dejando en Montevideo a los marineros ingleses y franceses que tripularan como voluntarios la escuadra argentina.

Tomados el San Martín (insignia) y la 25 de Mayo, fueron luego incautados: la goleta Maipú, la 9 de Julio y el Echagüe, completándose así la apropiación de todas las naves argentinas por parte de las fuerzas europeas.

Posteriormente el San Martín y la 25 de Mayo enarbolaron pabellón francés; el Echagüe, Maipú y 9 de Julio el inglés, entregándose el Echagüe (ex Cagancha) al gobierno de la Defensa.

Brown estuvo preso en el Fulton. Regresado a Buenos Aires en ese buque de guerra francés, finalizó así su vida pública y naval.

En septiembre de 1845 los almirantes aliados decretaron el bloqueo de Buenos Aires, sus puertos y costa, en un acto provocador que anticipará el combate de la Vuelta de Obligado.

En agosto y setiembre de 1845 Garibaldi toma Colonia, recupera Martin García y ocupa Gualeguaychú.

El 20 de noviembre de 1845 se produce el Combate de la Vuelta de Obligado -donde el Paraná se estrecha- de ambas escuadras europeas contra las naves rosistas.

Finalmente, los anglo-franceses consiguieron forzar el paso y continuar hacia el norte.

Contra lo que las fuerzas anglo-francesas esperaban, no lograron concitar la simpatía de la población ribereña, especialmente en las provincias de Santa Fé y Entre Ríos. En las orillas de ambas provincias, la flota europea fue atacada repetidamente, tanto de ida como de regreso, en los combates de Paso de El Tonelero, San Lorenzo y Angostura del Quebracho. En este último combate, en particular, la flota europea perdió seis mercantes -dos incendiados por la artillería y cuatro incendiados por sus tripulaciones al encallar- y dos de sus buques de guerra sufrieron averías de importancia.

La flota anglo-francesa logró algunos resultados comerciales en la provincia de Corrientes, que desde hacía varios años permanecía rebelde a la autoridad del general Juan Manuel de Rosas. Varios de los buques atracaron en los puertos de Goya y Corrientes y en algunos intermedios. Algunas naves continuaron su camino hasta Paraguay, país que también resultaba afectado por el conflicto. No obstante, el resultado comercial de la campaña fue muy escaso, debido a la pobreza y falta de efectivo en Corrientes y Paraguay. La mayor parte de las mercaderías que transportaban no se comercializaron y el retorno del gigantesco esfuerzo, no justificó los sacrificios realizados.

Tras varios meses de haber partido, las naves anglo-francesas debieron regresar a Montevideo, permaneciendo sólo el bloqueo a Buenos Aires.

La resistencia opuesta por el gobierno argentino, permitió que ambas potencias aceptaran la soberanía argentina sobre el río Paraná y la del río Uruguay en común con el Estado Oriental del Uruguay. Gran Bretaña, con el Tratado Arana-Southern, de 1849, concluyó definitivamente este conflicto y en marzo de ese año ordenó el retiro de su flota. Francia tardó un año más, hasta la firma del Tratado Arana-Le-Prédour el 31 de agosto de 1850.

Se rompe luego la unidad entre ingleses y franceses, y en mayo de 1847 los ingleses levantan el bloqueo a Buenos Aires.

En 1848, con Napoleón III al frente del gobierno francés, este país levanta el bloqueo a Buenos Aires, concediendo un subsidio de 40.000 pesos mensuales al gobierno de la Defensa.

En 1850 Francia pacta con Rosas, y Montevideo se esfuerza para que la nueva república francesa no retire el subsidio.

Entre 1851 y 1852 se procesa la alianza antirosista de Entre Ríos, Brasil y Montevideo, que culmina con la rendición de Oribe, y la posterior caída de Rosas en la batalla de Monte Caseros.

La alianza con Brasil en el tratado del 12 de octubre de 1851, tiene como contrapartida que el Estado Oriental del Uruguay tenga que renunciar a sus aspiraciones territoriales sobre las Misiones Orientales.

Lavalleja cruzó en 1843 al Uruguay y se estableció en su estancia en Conchillas donde permaneció hasta 1845. En agosto de 1845, una expedición fluvial al mando del condottiero Giuseppe Garibaldi, al servicio del Gobierno de la Defensa y con respaldo anglo-francés, tomó Colonia del Sacramento. Luego Garibaldi y su Legión Italiana ocuparon sin resistencia la isla Martín García, antes de remontar el río Uruguay. La ocupación de Colonia fue seguida del desenfreno de los integrantes de la brigada italiana y de las tropas anglo-francesas que los comandantes no lograron contener. Se produjeron saqueos, violaciones, incendios, y ni siquiera la iglesia se salvó pues dentro de ella se celebró la victoria. Lavalleja en la cercana Conchillas y con la muerte de Ovidio aún en su conciencia, no quiso arriesgar la vida de otro ser querido y no dudó ante la situación imperante en dejar la estancia y trasladarse al territorio controlado por el gobierno del Cerrito, estableciéndose en una chacra a orillas del arroyo Miguelete. A pesar de la invasión de Oribe, Maldonado continuó por un tiempo bajo el control del gobierno colorado de la Defensa como se llamó al gobierno sitiado de Montevideo.

Finalmente, cuando las tropas de Oribe apoyadas por las de Urquiza se encuentran en Maldonado y vencen a Rivera en la sangrienta batalla de India Muerta en territorio del actual departamento de Rocha, toda la campaña queda en poder de Oribe a partir de marzo de 1845, y Rivera se refugia en el Brasil.


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