Guerra, Román
Román Guerra
15 de Agosto, 1870 - 15 de Diciembre, 1927
Oriundo de Maldonado, hijo de Antonio María Guerra e Isabel Méndez, ocupó un lugar de prestigio dentro de la sociedad fernandina por su honestidad, su actuación profesional y su hombría de bien.
En 1894 obtuvo su diploma de escribano y en ese mismo año contrajo matrimonio con María de los Dolores de la Fuente Viera, con quien tuvo doce hijos, siete varones y cinco mujeres.
Su impecable conducta lo llevó a ser designado para ocupar importantes cargos públicos: Actuario del Juzgado Letrado, Miembro de la Junta Económica Administrativa, Presidente de la Honorable Asamblea y Miembro de la Junta Electoral.
Falleció en diciembre de 1927, dejando a sus amistades y vecinos sumidos en un gran dolor, por lo que para ellos configuraba la pérdida, no sólo de un excelente amigo, sino también la de un consejero y profesional de gran capacidad y honestidad. Un periódico montenivdeano escribía, a raíz de su deceso: "Era un hombre excepcional, por sus condiciones de carácter, por su rectitud invariable, por la sanidad de sus intenciones y por la nobleza de su corazón".
El 9 de Noviembre de 1930, la calle que en ese entonces se llamaba Rocha, fue denominada “Román Guerra”, como justo homenaje a esta destacada personalidad de espíritu amplio, inteligencia despierta y de honradez, bondad y desinterés ampliamente reconocidos. En la ceremonia de imposición del nombre se colocó una placa en la esquina de la intersección con la calle Ituzaingó, y resaltaron los méritos de Guerra, Félix Núñez en su calidad de Presidente del Concejo Departamental, Américo Pintos Márquez por el Comité de Homenaje y Gilberto Acosta Viera por el Club Uruguay.
Un aspecto menos conocido de la vida de Román Guerra es su condición de poeta, que cultivara especialmente en su juventud y entre cuyas poesías figura un canto a Maldonado, que sugestivamente encierra un sentido premonitorio acerca del futuro de su pueblo, que finaliza así:
"Juventud fernandina, erguid la frente y luchemos con fe, con energía, que ha de llegar el día que tu porvenir sonriente luzca en el cielo de la patria mía."
"El Heraldo", 5 de Diciembre de 1927:
"... Vecino de hondo arraigo en cuya actuación profesional