Desde mi barca, Raúl Montañés - 1992
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Prólogo de Ariel Medeiros:
El nombre de Raúl Montañés llegó a mi niñez en un perfecto transporte del vuelo de su fama. Descubrió imágenes que tan solo la mente en combinación exacta con el corazón pueden descubrir y plasmar. Pero para esto desde luego hay que nacer poeta, como él nació. Sin conocerlo personalmente en ese entonces, puedo decir que creí mirándolo en la transparencia del agua de los arroyos dulces de mi campaña, alcancías claras donde guarda la naturaleza ariscos cuerpos de plata. Porque él con sus versos y poesías me había sembrado la emoción de un drama, de una leyenda, de un adiós o de un llanto, con su fantástica imaginación poética.
Con 20 años me trasladó el destino de mi Cerro Largo a su tierra "Maldonado", donde se desarrolló su musa ¡bendita sea! inspirada quizás en ese paisaje que encierra tanta belleza natural, donde el mar con su inmensa lengua está lamiendo la playa como probando la sal de las arenas trigueñas donde todo es belleza. Todo, todo entonces, por lujo de la vida tuve la oportunidad de estrecharle la mano a don Raúl Montañés, de la cual sentí la tibieza de su afecto; la sencillez y hasta la humildad de quien siendo tan grande, quiso ser más grande siendo amigo del pueblo. Humildemente, afortunado soy, como su pueblo, de tener la amistad y la grandeza de este viejo poeta fernandino que una vez más lanza su libro para bien de nuestra cultura y para emoción de todos.
En nombre de mi patria, gracias Raúl Montañés, mil gracias.
Ariel Medeiros