Homenaje a "Un hombre buenísimo" por Gustavo Lafferranderie
Homenaje a los 75 años de Saturnino Cantera Adrados, una cantera de generosidad
Hasta no hace muchos años solía hablarse frecuentemente de aquellos "tanos" y "galletos" que llegaron al país escapando del hambre y terminaron aportando grandes progresos a su comunidad adoptiva. Eran "los inmigrantes que hicieron a este país", según solía repetirse. Lo curioso es que raramente se ha hablado de aquellos que se afincaron en Maldonado y que casi ninguno de ellos ha tenido el reconocimiento que se merecía. Y, sin embargo, algún "gallego" gentilhombre hubo que dejó su huella en cada calle de la ciudad por no decir en barrios enteros. Por ejemplo, don Saturnino Cantera Adrados, un hombre que ayudó - literalmente - a construir la zona y aún es recordado con afecto por miles de personas que levantaron el techo propio gracias a su proverbial generosidad. A 75 años de su llegada al país, y en tiempos en que tanto se habla de "falta de valores", estas páginas pretenden llenar un vacío repasando la historia de este "hombre buenísimo" que, como se verá, no solo "dio una mano a todo el mundo" sino que estuvo ligado como pocos al desarrollo urbano y edilicio de Maldonado y su región.
La llegada de Saturnino Cantera Adrados al Uruguay fue parte de una cadena de solidaridades familiares que comenzó en 1921, cuando el sacerdote español Victoriano Fernández Adrados - entonces "teniente cura" de la parroquia de San Carlos - trajo al país a su sobrino Emiliano Adrados Salvador. Emiliano se encargaría de traer a Saturnino una década más tarde y éste a su vez, traería luego a siete de sus propios sobrinos. Pero la historia que terminó con una familia española al frente de prestigiosos comercios de San Carlos, Maldonado y Punta del Este se fue haciendo despacio y a golpe de trabajo y generosidad.
Emiliano fue quien abrió el camino al resto de sus parientes después de "hacerse una posición", cosa que era entonces común en todo buen inmigrante predispuesto a progresar. Se dice que en sus primeros tiempos en San Carlos solía colaborar con su tío Victorino y lo acompañaba hasta alejados parajes rurales para celebrar casamientos. Pero en algún momento alquiló un pequeño local en la calle Treinta y Tres y abrió una librería que al tiempo también fue juguetería y parece haber marchado bastante bien.
Así es que hacia 1928 "cruzó la calle" para alquilar un local más amplio e inauguró un negocio de ramos generales que se transformó en una institución carolina y aún hoy funciona con el nombre de "La Favorita". Más tarde adquirió el local, aprovechando las facilidades que le ofreció el dueño, y con el tiempo abrió otro comercio en la calle 18 de Julio.
Saturnino Cantera Adrados vivía por entonces en España y casi no conocía a su primo Emiliano porque era justamente 15 años menor. Nacido el 31 de Enero de 1916, se había criado junto a seis hermanos mayores en el seno de una familia campesina y probablemente no creció pensando en abandonar su país. Sin embargo, el destino le deparó otro derrotero. En 1929 falleció su madre y se declaró la famosa crisis mundial. Dos años más tarde España inauguraba la Segunda República en un clima políticamente caldeado y una situación económica que dejaba mucho que desear. Las perspectivas de futuro distaban de ser venturosas para cualquier hijo de vecino.
Como Emiliano, Saturnino era natural de Adrada de Haza, una pequeña localidad de 300 habitantes ubicada al sur de la provincia de Burgos. Sus familiares aseguran que allí "nadie pasa hambre" porque el pueblo entero se ocupaba de tareas agrícolas y cosechaba todo tipo de frutas y verduras a lo largo de todo el año. Además, la comarca explotaba en gran escala las vides, la remolacha y los cereales. Sin embargo, tampoco podía esperar gran cosa de la vida quien trabajaba exclusivamente para subsistir. Los campesinos traían al mundo una pequeña legión de hijos que los ayudara en las cosechas, pero olvidaban que después no podrían repartir su campo entre siete.
Así es que en 1931, evaluadas éstas y otras circunstancias, Saturnino se embarcó junto a su hermano Vidal rumbo a lo que entonces era una tierra de promisión para muchos de sus compatriotas: el Uruguay de las vacas gordas y el campeonato del mundo. Vidal era cura y marchó a instalarse en la ciudad de Mercedes. Saturnino se instaló a trabajar junto a su primo Emiliano en su ya consagrada "La Favorita". Así fue que comenzó una exitosa carrera comercial que lo terminaría transformando en una figura de la comunidad local. Y aquí veremos que eso no se debió tanto a la prosperidad que alcanzó con los años sino a su notoria hombría de bien, que aún hoy es evocada con gratitud y respeto. Se apreciará que la suya es una historia digna de ser recordada.
Desembarco en San Carlos
Los primeros tiempos de Saturnino en San Carlos fueron más bien "duros", según recuerdan sus familiares. Vivía en la planta alta de "La Favorita", con su primo solterón, y extrañaba profundamente todo lo que había dejado atrás. Además, según recuerda su sobrino Carmelo Salvador, en un principio trabajaba "sin lucro", es decir, sin cobrar salario, cosa que se extendió por varios años. Entonces era costumbre contratar muchachos adolescentes para pequeñas tareas y a nadie se le ocurría interpretar aquello como abuso o explotación: Emiliano le estaba haciendo un favor a su joven primo.
Saturnino no tardó en conseguirse un puñado de buenos amigos