Cacharpas y rescoldos, Raúl Montañés - 1955
Preludio
Raúl Montañés es un poeta.
Él lo siente y lo dice bellamente en sus palabra "Al lector" de la Primera Edición de "Cacharpas".
Yo lo sé, y lo digo alegremente en la segunda: ¡Raúl Montañés es un poeta!
Tiene todo lo que se necesita: sabe más de la leyenda que de la historia; y eso es lo principal. Luego el camino.
Su sangre ha corrido por todas las arterias del país; anda colgando versos por las paredes de la noche.
Canta de viva voz, Raúl Montañés, y con sentimiento; como quería José Hernández.
Pena, ¡del canto transformado en literatura!
El cantar debiera ser libre y alto y conservarse por tradición oral, como los limpios "aires" de nuestros abuelos. Pero he aquí que viene la tinta de imprenta y pone la mancha de una coma donde bien hay un espacio para un acorde de guitarra...
Yo no quiero escribir un prólogo para este Raúl Montañés, payador y poeta: poeta, al fin, yo mismo, incapaz de intelectualizar frente a la emoción clara e ingenua de sus versos, no hago más que poner algunas semillas de mi mano en la cabecera de esta melga.
Preludio, cuando más, de su canto; primera jornada fraternal en su siembra.
Siga, este Montañés de los llanos, con su guitarra gaucha, boca de cornucopia, derramando bienes a su paso. Deje que las imágenes le lleguen a las playas del espíritu como cantos rodados, para hacer en las tardes ociosas sus collares y cuentas de colores. (Hay que cantarle al árbol cuando ya haya dado frutos en el alma; y a los frutos, cuando hayan regresado a la semilla primaria).
"Cacharpas y rescoldos" es una noche poblada de luciérnagas.
Por ahí, las imágenes se encienden y se apagan, y aún se pierden por la fronda de los versos temblorosos de sentimiento.
Yo, que sólo soy un poeta más por el camino, le digo a Raúl Montañés: Canta, que me agrada escucharte.
Osiris Rodríguez Castillos
Montevideo, Septiembre 7 de 1955
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