El terreno baldío

De Banco de Historias Locales - BHL
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Hugo Mancebo recuerda con nostalgia a los jóvenes lugareños y su vocación por los deportes




El terreno baldío junto a casa, pertenecía al Senador Don Tomás Brena, amigo de mi padre, y que según éste, se lo había regalado de palabra. Nosotros lo usábamos como si fuera nuestro. Papá dejaba la cachila en él, Mamá tendía la ropa en las cuerdas o en el pasto y nosotros, mis hermanos y yo, lo usábamos para nuestros juegos, juntándose muchos jóvenes de Punta del Este a participar en ellos. Fue cancha de football, pista de atletismo, circo y también un Club de Volley. Es el terreno que ocupa hoy el Hotel San Martín.


En ésta cancha de football, sufrí la rotura de la primera camiseta de Peñarol que me regalaron, por parte de Nelson Inda, que aún me la debe. Como pista de atletismo, tuvimos muchos competidores conocidos: basta con mencionar a Benito Stern, el mejor velocista en 100 metros; o a Luisito y Petete Sader, en media distancia que corríamos alrededor de la plaza. Yo hacía las medallas de plomo fundido que le robaba a Papá.


En una oportunidad se hundió un barco al lado de la Isla de Lobos, cargado de tablones de madera. Con los muchachos vimos que las olas traían un tablón enorme, le hicimos la guardia y cuando llegó a la costa, a la altura de la calle 23, lo sacamos y ocultamos para ir de noche a traerlo para casa. Casi se nos ahoga uno de nosotros, el Bizco Techera.


Negociamos el tablón con mi madre que estaba instalando una parrillada, debajo de los frondosos transparentes. Nos dio 5 pesos; con ellos mandé a un comisionista comprar dos medallas de atletismo y organicé un pentatlón, en parejas, pensando que tenía chances para lograrlo. Participaron Carlitos de los Santos, Pocho Bellini, Benito, Luis Sader, el Conejo Moar y lamentablemente no me acuerdo de los otros. Gran sorpresa cuando por puntaje ganó Nelson Inda, que tenía un defecto en una de sus piernas, pero ese defecto le daba más fuerza en la otra y saltaba como un gamo.


Como club de Volley tuvo mucha aceptación, y se formaban interesantes partidos. Este deporte atrajo también a las muchachas de Punta del Este. Capitaneados por China Bellini y el entusiasmo de Maruja Lois, tuvimos la concurrencia de las hermanas Grossy, Brenda y Lala, su hermano Alfredo, Ivonne de los Santos, Teresita Bellini, Chichi y Jorge Barragán, Miguel Galán, Alfredo Tassano, el Bebe de los Santos, Antonio Quartino, mi hermano Milton y mis hermanas Charo y Martha, los hermanos Lois, y estoy seguro que me olvido de muchos y les pido perdón, agradezco me lo recuerden. Viajamos a competir en Montevideo y Maldonado.


Los vientos han cambiado, y nuestros hijos y nietos reclaman la historia del Pueblo de Punta del Este, lo palpo por las redes sociales; hay mucha gente que está preocupada porque se nos vaya el pasado y no quede nadie para contarlo. Hay muchos libros dedicados a la historia de Punta del Este, muy bien escritos, Polo Risso, Mecha Gattas, Fernando Cairo, Jose M.Sader, a ellos agradecemos la conservación de la memoria del balneario, nos corresponde a nosotros, la conservación de la memoria de la población que vivía todo el año, esperando una buena temporada veraniega porque de ella dependía el sustento de las familias para todo el año.



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