Cacharpas, Raúl Montañés - 1951
Prólogo de Avelino Brena:
Cuando me interesé por saber quién era ese Raúl Montañés de Maldonado, de quien recitaba en Radio Artigas con su innegable señorío nativista, versos tan hermosos el poeta y payador Luis Alberto Martínez, estaba impresionado por la fuerza, la gracia, la justeza, el verismo, y el estilo propio y medular, expresivo y novedoso de ese nuevo poeta que así se me manifestaba, no como un imitador de Elías Regules o de El Viejo Pancho, sino como un astro nuevo que surgía en el Parnaso uruguayocon proyecciones de algo nada común, destinado a perfeccionarse, engrandecerse y madurar.
Luego, cuando el poeta conociendo ese interesamiento, me remitió su libro "Rescoldos", agregando los originales de éste que prologo, devoré ambos con la fruición de quien, ya cansado de buscar perlas en las literaturas de los países americanos, aspira a encontrarlas en los nuevos escritores y poetas.
Soy de los intelectuales de buena voluntad que no obstante ella, piensan que los poetas inmediatamente anteriores a la generación de Raúl Montañés, poco o nada dejan en el espíritu de quien vive constantemente atenazeado en algún modo o forma por encontrar a quien recoja y pulse la lira colgada de Zorrilla de San Martín y díaz Mirón, Juan de Dios Pesa y Julio Herrera y Reissig; Amado Nervo y Delmira Agustini; Rubén Darío y Olegario Andrade, Almafuerte y el Viejo Pancho.
La impresión que se recoge leyendo a Raúl Montañés, es óptima. Bardo joven, formado en un medio que no es del todo propicio al cultivo de las grandes inspiraciones, por falta de la indispensable emulación, e hijo cien por ciento de sus propias obras, su inclinación poética nada común y evidentemente prometedora, está influida por el medio familiar en que actúa, en el que descollaron por su hombría y su originalidad, hombres que fueron gauchos y guerreros, cantores de guitarra al hombro y veta de improvisadores, entre los cuales viven vibran en el Maldonado histórico y legendario, encendiendo el recuerdo y la imaginación de los comarcanos de la región Este de la República, figuras típicas de una época de gesta que está esperando al narrador poeta o prosista que recoja sus innúmeras hazañas, y las traslade inmortalizándolas, al libro. El día en que alguien ¿por qué no habría de serlo el propio Raúl Montañés?, narre esas vidas excepcionales, en algún sentido heroicas, la literatura uruguaya se enriquecerá con un nuevo libro semejante al "Don Segundo Sombra" de Güiraldes, o a las "Crónicas de Muniz" de Justino Zavala Muniz.
El libro que prologo, tiene riqueza y colorido de expresión; metáforas felices y propias del estilo en que canta; novedad de léxico y de conceptos; donosura en la narración, expresividad en el concepto. No digo que sea perfecto. Acaso todavía el estilo sea en ciertos momentos un poco duro, cosa que resalta sobre todo frente a la fluidez y donosura de estrofas que resultan realmente primorosas; o acaso en cada composición, como en el conjunto, falte eso que da una mayor seguridad de si mismo, y un mayor estudio de cada tema a fin de que cada composición resulte como las de Núñez de Arce y las de Olavo Bilac; las de Neruda y las de Juan Ramón GiménezÑ un verdadero poema dentro del cual está contenido el todo del mismo. Pero afirmo que este poeta es una realidad y una promesa; un extructurador de poemas ya encantadores, pero que promete otros aún más medidos, más pulidos, más perfectos, cuya lectura impresione por el encanto y el asombro. Esa nueva producción de Raúl Montañés estoy seguro de que ya late en su estro y de que vendrá en cuanto reciba y tenga el espaldarazo que busca y que necesita para que pueda sentirse señor de si mismo y del medio en que actúa. "Me parece un sueño, dice, que una persona de su alcurnia que alterna en los más calificados círculos sociales e intelectuales pueda interesarse por mi humilde producción poética. Lo encuentro raro, porque Usted está en contacto con los más caros volúmenes de la literatura universal y mi obra carece de basamento para soportar tanta responsabilidad como un juicio suyo."
Eso es hoyo nuestro nuevo poeta: un pájaro enjaulado, como el de amado Nervo, cuyas alas de oro salen por entre los barrotes de la jaula que lo aprisiona. Démosle libertad, aire y luz; ayudémoslo, incluso facilitándole la lucha por la vida; y veremos en breve cómo un nuevo astro de refulgente luz, brilla en el cielo constelado de estrellas de la cada día más rica y más prestigiosa literatura uruguaya.
Montevideo, 4 de Noviembre de 1950
Avelino Brena