El matrimonio Smile

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Recuerdos de Mercedes "Ñata" Cuñetti



Blanca Amaral de García Tordesillas era la menor de tres hermanas. Su familia tenía tierras en Colonia, donde plantaban frutales, por lo que, con frecuencia, iban al campo a atender los cultivos.

Una tarde, tomando el té con su padre y sus hermanas bajo la sombra de un naranjo, se detiene Mr. Smiles, un inglés viudo que creyó que llegaba a una confitería, atraído por el glamour de la escena y la delicadeza de la mesa servida al aire libre. Mr. Smiles fue invitado a tomar el té, naturalmente, y luego volvió por más, hasta enamorarse de Blanca - que en ese entonces contaba 59 años y no conocía el amor. Se casaron y se establecieron en Punta del Este, donde disfrutaron durante 10 años de alegría y prosperidad en su matrimonio.

Ambas residentes del centro poblado en Parada 5 de Playa Mansa, Blanca y Mercedes Cuñetti se hicieron amigas con el paso del tiempo; "la amistad era sagrada", cuenta Mercedes. Por ese entonces Mercedes se trasladó a Londres, donde residió dos años con sus tres hijos y su esposo, becado para trabajar en investigación científica. A su regreso encontró a Mrs. Smiles económicamente arruinada, tras el fallecimiento de su esposo y una desgraciada operación bancaria fallida. En esos tiempos la población del barrio no era numerosa, todos se conocían y se cuidaban mutuamente, por lo que no fue desamparada y recibió asistencia desinteresada de muchos vecinos, Mercedes entre ellos.

Compartieron paseos, incontables charlas y actividades diversas, incluyendo salir a juntar materiales para las esculturas florales decorativas que Blanca vendía en la Liga de Fomento, en cuya producción Mercedes participaba activamente (y luego trasladaba en su camioneta).

Blanca nunca dejó de agradecer su suerte, ni siquiera durante los tiempos más difíciles luego de enviudar, tampoco previamente, durante sus largos años de soltería - cuando no abrigaba esperanza alguna de enamorarse - que también atesoraba, porque habían sido el camino hacia el amor que agraciadamente disfrutó durante una década. Su carácter positivo y bondadoso le granjearon el cariño de cuantos la conocieron.



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