Historia del puente de La Barra, por Patricia Mazzei

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Foto colección Ignacio Grieco: La Barra, 1922.
Foto colección Ignacio Grieco: Primer puente de La Barra, 1936.
Foto colección Ignacio Grieco: Derrumbamiento, 1936.
Foto Cnel. Waldemar R. Melgar, demolición del Puente de La Barra, 1936.


El balneario “La Barra”, localizado en la zona sur del departamento de Maldonado, sobre las costas del océano Atlántico y en la margen este del arroyo Maldonado, fue fundado en el año 1913 por el agrimensor español Salvador Pallas Gómez. El plano original del balneario contenía un área de 8 H 2981 m2, dividida en manzanas y solares. Dicho terreno fue vendido y comprado por él mismo, Salvador Pallas, por cuatro petacones el metro, habiendo siendo éste dinero a su vez cedido por el Rey de España por servicios prestados.

El acceso al balneario “La Barra” era posible desde San Carlos, mediante el Camino del Cerro, o desde Maldonado, donde se cruzaba el Arroyo Maldonado por medio de una Balsa. Éste relativo aislamiento que implicaba una separación del turbulento Punta del Este pese a su cercanía lo volvió prontamente un atractivo turístico dada su tranquilidad, belleza natural y playas. Sus primeros pobladores consistieron fundamentalmente en pescadores de San Carlos y veraneantes provenientes de Argentina. Es por ello que resulta interesante pensar en el arroyo Maldonado durante ésta época como fuerte separador y ordenador del territorio, determinando fuertemente tanto el desarrollo de la zona, el asentamiento urbano, y las características de las identidades locales.

El primer ómnibus hacia la Barra consistió en el camión “Jesús del Gran Poder” de Naciaceno Pallas Leiton, hijo del propietario del primer hotel de la Barra, “La Toja”. Fue recién en la posterioridad, durante el año 1936, que la Intendencia de Maldonado ordena, dada la creciente demanda, la construcción del primer puente de madera, elaborado por Juan Antonio Zaroni, ubicándose al este del puente del actual. Relatos describen que éste “temblaba al pasar los autos”, además de que quienes iban en ómnibus debían descender del mismo y cruzar caminando después de él, para evitar una potencial sobrecarga. Esto ocasionaba múltiples molestias, desde debates por los asientos al volver a ingresar al vehículo como incomodidades durante los días de lluvia. Su mayor inconveniencia, sin embargo, consistía en poder ser transitado únicamente en una dirección.

Fue en 1946 que la Intendencia de Maldonado decidió la elaboración de un nuevo puente (hoy reconocido como “Puente Recto”) más resistente, para posibilitar un trayecto en ambos sentidos. Si bien fue realizado con hormigón, su duración fue únicamente de diez años, derrumbándose dos de sus apoyos centrales el 6 de enero de 1957 por el Terdos (moluscos lamelibraquios) erosionando sus pilares de madera. Este derrumbe ocasionó una muerte de la pequeña industria turística de la Barra, volviéndose a la utilización del viejo puente de madera, con las dificultades grandes que esto implicaba.

En 1988, tras el derrumbe del “Puente Recto” se debió proceder a su demolición, ya que tras las inspecciones realizadas por técnicos del Ministerio de Obras Públicas se indicaba un deterioro total de sus basamentos, que no admitía ningún tipo de reparación, y aún en esas circunstancias no justificaba su inversión, siendo por otra parte insuficiente para el creciente tránsito de una zona llamada a ser la continuación hacia el Este de un Balneario Internacional como ya era Punta del Este. La tarea de la destrucción recayó en el Ejército por entenderse, que poseía personal y material idóneos, además de una buena experiencia de instrucción y capacitación profesional. Sin embargo, se señaló la carencia de material para la realización adecuada de su tarea, así como de formación práctica, ocasionando dificultades, demoras, y restos de materiales en la superficie. Doce días después de la llegada a de la armada a la zona, se debió realizar una demolición final para eliminar dichos tramos restantes.

Utilizado desde entonces, entre 1958 y 1963, el anterior puente Zaroni presentaba nuevamente el inconveniente de permitir solo una dirección por vez, agravado por el aumento del tránsito respecto a su fundación. Esto implicaba tanto demoras como conflictos, por lo que se instaló provisoriamente un semáforo en cada extremo, con un “guardapuentes” (conocido como Britos) quien accionaba los mismos manualmente.

Construido entre febrero de 1962 y marzo de 1963, se inaugura en respuesta a éstos inconvenientes el puente que se convertiría en símbolo local: un puente ondulante de hormigón, por el estudiante avanzado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, Leonel Viera, reconocido por otros proyectos como el Cilindro Municipal (un estadio cerrado) y sus diseños de construcciones en hormigón. La inversión fue alta y su viabilidad económica era dudosa. Se trató de un proyecto constructivo osado y particular, realizado utilizando el sistema de banda tensada, y donde su tablero ejerce la tracción. Al cruzarlo velozmente genera vértigo en el que lo transita, convirtiéndose en una atracción turística rápidamente.

Se observara en el diseño del puente una relación entre su geometría y el paisaje del lugar, logrando una armonía al crear una analogía con las olas del arroyo. En cuanto a la construcción, se ubicaron en primer lugar los pilotes de hormigón en el lecho del arroyo y luego se anclaron cables de acero en los extremos del puente. Sobre los mismos se colocaron losetas de hormigón y luego toneladas de bolsas de arena para tensar los cables. Una vez hormigonadas y fraguadas las juntas entre losetas, se retiraron las bolsas de arena, quedando la estructura finalmente pretensada. Con el moderno puente, el pueblo comenzó a adquirir las características actuales de balneario “refinado”: se modificaron rápidamente las seis primeras cuadras de la Barra para dedicarlas a la atención turística, fundándose pubs, restaurantes, hoteles y tiendas para atender las nuevas demandas. Por estos motivos, la zona residencial debió desplazarse al este y norte. El puente Leonel Viera y Zaroni coexistieron por casi diez años hasta 1972, donde los fuertes vientos y corrientes de un temporal acabaron por llevase el viejo puente de madera, el cual desde entonces había sido fundamentalmente utilizado por pescadores.

Entre 1980 y 1985 algunos veranos el ejército puso un puente Bailey que permitía el cruce en el sentido Punta del Este hacia La Barra, para facilitar el traslado porque el puente ondulante no daba abasto. Por ello, modernamente se construyó otro puente para satisfacer las demandas, inmediatamente aguas arriba del mismo (a sólo 20 metros de distancia). El proyectista de este segundo puente fue el Ing. Alberto Ponce Delgado. Fue adjudicada su construcción en el año 1998, y se levantó como un gemelo del original. Este último presentaba algún deterioro, por lo que en 1999 se encargó un estudio de su estado, por el cual se indicó que debía ser reparada su estructura, lo que se hizo en el año 2005.

En 2013, la destacada figura de Pablo Neruda, describió poéticamente al puente undulado. Otras publicaciones relevantes, como la efectuada por los estudiantes del Liceo de la Barra, relata cómo “…desde nuestro novel Liceo de La Barra quisimos conocer y difundir aquellos aspectos que construyeron y construyen su identidad: el arroyo, la biodiversidad del humedal, la barra de arena, la playa y el océano, la gente y su ritmo, instituciones y obras, el pulso de las historias que se cuentan. Habitar La Barra hoy nos interpela sobre lo que fuimos y lo que queremos ser, sobre el bienestar colectivo, la justicia espacial, el cuidado del ambiente, la patrimonialización de los bienes, la defensa de la identidad; los jóvenes, los estudiantes del liceo tienen un compromiso con eso…” (Juan Correa Dávila, 2013), en la revista colectiva titulada “Somos el Puente” (2013).

En relación a todo esto, es claro vislumbrar cómo la historia de La Barra creció junto a los puentes, siendo tanto el de Leonel Viera un fuerte impulso económico e inclusivo de la zona por su particularidad arquitectónica y estética, como un elemento simbólico que genera una fuerte identidad local en relación al mismo y relaciones afectivas con respuestas artísticas.


Foto colección Ignacio Grieco: Puente Zanoni y Viera, 1963.
Foto Patricia Mazzei: "Los dos puentes", La Barra, 2015.


Referencias bibliográficas


Albanese, A. . (2011). Análisis de autores - Obra de Leonel Viera . 07/11/2015, de Departamento de Construcciones EIC Escuela de Ingeniería Civil FCEIA Sitio web: http://www.fceia.unr.edu.ar/darquitectonico/darquitectonico/data/pdf/fceia.monografia.leonel_viera.pdf

Christophersen, M. (1999). “La Barra de Maldonado: Bisagra de una región” . Maldonado: Tradnico.

Dávila, J., compilador. (2013) “Somos el Puente”. La Barra: Liceo de la Barra.

Waldemar R. (1994). Demolición del antiguo Puente de La Barra. 07/11/2015, de Banco de Historias Locales Maldonado Sitio web: http://iuawiki.com/index.php?title=Demolici%C3%B3n_del_antiguo_Puente_de_La_Barra




Publicado en https://patrimoniopuentelabarra.blogspot.com/ el 26 de diciembre de 2015.





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