Homenaje de la Junta Departamental de Maldonado, Marzo de 1992
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Palabras del Edil Dreyfus Pérez
Señor Presidente: porque en el día de ayer se cumplían 15 años de la desaparición física del Doctor Elbio Rivero, es que dos semanas atrás solicitábamos a este cuerpo autorización para decir algunas palabras en homenaje a esta personalidad. Pero lo hacíamos, no con la pretensión de que lo que aquí digamos sea en sí tal homenaje, sino que éste de hoy sea el primer acto o movimiento que conduzca a que la ciudad de Maldonado realice al fin el gran homenaje que, sin duda alguna, le está debiendo a uno de sus hijos más ilustres. Y no nos temblaría la voz, Señor Presidente, si afirmáramos que en realidad se trata del más ilustre hijo de este pedazo de Uruguay yu no uno de los más ilustres.
Señor Presidente, si no fuera que sabemos de la necesidad de dar a conocer a las nuevas generaciones, presentes y futuras, el cúmulo de bellos atributos que adornaban la personalidad del Doctor Rivero, para que por ellos sea reverenciado y de alguna manera imitado, nos parecería superfluo repetir hoy nuevamente cosas que ya hemos dicho en otras oportunidades y que además todos nuestros contemporáneos conocen al detalle. Pero, como decía, creemos que este modelo de vida ejemplar debe ser difundido y perpetuado en el pensamiento y en la conciencia de toda la ciudadanía y, muy en especial, en la juventud, capa de la sociedad por la cual Elbio tanto se desvivía.
Personalmente conocimos muy de cerca al Doctor, como le llamábamos sus amigos, y tuvimos personalmente el inconmensurable honor de haber sido por él contado entre sus amigos. De ahí la razón para sentirnos incapaces de brindar un homenaje a tan digna personalidad y reclamar hoy aquí que sea el pueblo de Maldonado, a través de sus representantes en los distintos órganos de gobierno, quien sea el encargado de dar cumplimiento a tan merecido reconocimiento.
Señores Ediles, si hoy alguien quisiera escribir la biografía del Doctor Rivero, quizás debiera subdividir la obra en cinco, seis o en más capítulos, titulados algunos de ellos: Social, Familiar, Profesional, Deportivo, Didáctico, Político y otros. Cualquiera de estos capítulos llevaría muchas páginas de un libro, en letra muy apretada, pero no tenemos hoy la intención ni el tiempo y mucho menos la capacidad ni el rango para detenernos en los pormenores e innumerables casos y anécdotas que adornaban aquella brillante personalidad.
Solo mencionaremos, al pasar, algunos de estos perfiles de la vida de Elbio, para detenernos un poco más en otros.
Tuvo el Doctor Rivero una intensísima actividad social, actuando como Dirigente en varias instituciones sociales, deportivas y de servicio; podríamos mencionar, entre ellas, el Centro Paz y Unión, el CAYPE, El Ceibo, Defensor, Rotary Club, distintas Ligas de Football y de Basketball, Hogar de Ancianos y muchas más y, Señor Presidente, si tenemos en cuenta que en este primer capítulo, el Social, deberíamos hablar de su actividad también como Docente, sería muy difícil que pudiéramos terminar hoy esta alocución.
De su vida familiar solo diremos que contrajo matrimonio con la Señora Fígoli, con la cual tuvo tres hijos y junto a la cual permaneció hasta el día de su muerte.
En lo profesional, siendo aún muy joven, recibió su título de Médico en el año 1931, cuando solo contaba con 29 años de edad. El Doctor Rivero había nacido en el año 1902, el 22 de Diciembre. Sobre su forma de ejercer la medicina, podríamos sintetizar repitiendo palabras que no son nuestras, pero que bien interpretan aquella conducta. En un trabajo muy bien realizado para la Comisión de Nomenclator de esta Junta, una de sus funcionarias dice: "Durante 44 años se dedicó con abnegación y generosidad a la profesión que para él fue un apostolado: la Medicina".
Fue ejemplo de caballerosidad y hombría de bien; dedicó su vida a hacer el bien, a servir al prójimo, cobijando bajo su brazo fraterno a todo aquel que necesitaba su ayuda. En una placa que el Partido Nacional pusiera al frente del que fuera su domicilio, se lee: "Con abnegación y servicio sembró el amor en el corazón de su pueblo".
Y nosotros hoy, Sr. Presidente, queremos agregar un palpable testimonio del espíritu de servicio que palpitaba en el corazón de este hombre sin igual, y es el siguiente:
La Sociedad de San Vicente de Raúl, Institución de Servicio y Beneficencia, de carácter mundial, con sede central en París, Francia, tiene además grupos de trabajo locales en muchas ciudades y pueblos de cada Nación, llamadas Conferencias, y aquí, en nuestra ciudad, fue instalada en el año 1930, la primera de esas Conferencias, en el interior de nuestro país. Estas Conferencias, deben hacer llegar cada año a su sede central nacional, un resumen de su actuación anual, y en el año 1935, el grupo de Maldonado emitía uno de esos informes, en el que luego de una larga serie de datos en un formulario tipo, éste reclamaba como informe lo siguiente: Facultativos que han prestado asistencia gratuita a nuestros pobres y como única contestación se lee, en manuscrito y con tinta, Don Elbio Rivero.
Y tengo aquí, Sr. Presidente, en mis manos, uno de esos documentos, que firma su Presidente Don Alfredo Chiossi Savoia y su Secretario Rómulo Acosta Fontes, y tenemos luego Sr. Presidente, otro del mismo tenor, con idéntica respuesta emitida en el año 1932, firmada por su Presidente Don César Alfaro y Alberto Raggio Etchegaray, - éste es de 1939 y dice exactamente lo mismo -, Dr. Elbio Rivero. Y deben haber más, Sr. Presidente, en ésta y en muchas más instituciones, porque así era Elbio, donde hubieran necesidades, allí estaban sus soluciones.
Si tenemos en cuenta que en el año 1935, el Dr. Elbio Rivero contaba con 33 años de edad y sólo 4 años de ejercer la medicina, en dos pequeñas ciudades, como ser Pan de Azúcar y Maldonado, hemos de suponer que su condición económica no habría de ser muy cómoda, lo que nos hace afirmar en la convicción de que el espíritu de fraternidad, de servicio y abnegación, eran en él una condición innata, nacida de lo más profundo de su ser, no adquirida a través del tiempo.
Sr. Presidente, necesitaríamos muchísimo tiempo para hablar de Elbio, pero no quisiéramos resultar abusivos; tendríamos que hablar sobre su actividad política que fue larga y fecunda, habiendo alcanzado por dos veces la Representación departamental en la Cámara de Diputados, sin dejar de mencionar algún breve pasaje por la Cámara de Senadores.
El golpe militar de 1973, le sorprende siendo Presidente de la Convención Nacional de su Partido, cargo que no rescindió ni negó ostentar en ningún momento, antes bien, anunciando con sencilla arrogancia, el mandato recibido de la ciudadanía nacionalista. Amó con profunda devoción a su entrañable Club Defensor, pero este amor a su camiseta, del que no nos cabe duda, jamás fue impedimento para que profesionalmente estuviera en todo momento con disposición desinteresada al servicio de otras instituciones y sus respectivos deportistas.
Donde quiera que hubieran jóvenes necesitados de sus servicios, sus consejos y enseñanzas, allí estaba el Doctor. Fue profesional, fue amigo, fue docente, fue en definitiva, un Señor.
Sr. Presidente, por todas estas cosas y las que se podrán decir del Dr. Elbio Rivero Moreno, es que creemos que Maldonado le debe a éste su hijo insigne un gran y definitivo homenaje y a tal efecto proponemos, que sea una de las más importantes calles de esta ciudad y otras del Departamento, la que lleve su nombre; solicitamos que sea una concurrida en especial por la juventud estudiosa y deportista. Mucho nos apena, Sres. Ediles, que se haya tomado para dar tan ilustre nombre, a una pequeña y perdida callecita que nada tiene que ver con la estatura de aquel ciudadano.
Concretamente, Sr. Presidente, solicitamos que este Cuerpo Legislativo, tenga en cuenta el Expte. Nº 21.381 de esta Junta Departamental (...) y sea elevado con trámite urgente al Ejecutivo Comunal a sus efectos, en el que varios Ediles solicitamos que la calle denominada 3 de Febrero, sea rebautizada con el nombre de Dr. Elbio Rivero Moreno, desde su entronque con la Avda. Aparicio Saravia, pasando por el costado del Club Defensor, aprovechando además un espacio libre allí existente para construir una plazoleta que albergue un busto del Dr. Rivero, calle que pasa por distintas escuelas, sigue frente al principal campo de deportes municipal, continúa por donde la juventud estudia, el Liceo Departamental, y que continuando hacia el Oeste, finaliza en la Avda. España, frente a otra institución social y deportiva, con la que también el Dr. Rivero tuvo mucho que ver.
Finalmente solicitamos que el mencionado Expte. 21.381 se incluya en el primer lugar del Orden del Día de hoy, para ser tratado de inmediato por este Plenario. Sr. Presidente y Sres. Ediles, agradezco vuestra atención y pido disculpas por mis yerros. Muchas gracias.
Palabras del Edil Fernández Chávez
Sr. Presidente, el Partido Colorado entiende también que debe en el día de hoy, rendir homenaje a la figura del Dr. Elbio Rivero. Quizás nosotros no estamos en las condiciones preclaras con que lo ha hecho el Edil preopinante, al hablar de un hombre de su partido, de un hombre al cual en la noche de hoy, a pesar de los tantos y tantos años transcurridos, aún sigue demostrando su fidelidad por el hombre, por el amigo y por el político.
A nosotros nos va a ser imposible realmente hablar de la misma forma, manifestarnos con la claridad que lo ha hecho el Sr Edil. Pero sí tenemos la certeza, Sr. Presidente, de que cada una de las cosas queél ha manifestado, como él lo dijo en un pasaje de su alocución, han sido pocas para lo que ha sido el Dr. Rivero, a quien nosotros personalmente conocimos, a quien nosotros personalmente consultamos alguna vez como médico, y podríamos decir - corroborando lo que él dijo -, no supimos jamás lo que era pagar una consulta en su consultorio, y como lo hicimos nosotros, quizás lo fue la mayor parte de la gente de Maldonado.
Nosotros decimos que el Dr. Rivero, aparte de todos esos atributos que mencionaba el Sr. Edil, también ha sido un ejemplar hombre de familia, que perdura su recuerdo también a través de sus hijos; y no vamos a hablar de sus hijos porque hablamos de la figura del Dr. Rivero, pero cada uno de nosotros que conocemos a su familia, sabemos que ahí también está la figura de ese hombre que fue grande en este pueblo de Maldonado, que fue grande en este Departamento y que fue grande para el Partido Nacional.
Si tuviéramos que expresar la palabra exacta, quizá diríamos que es el filántropo de Maldonado. Por eso es que el Partido Colorado adhiere a este justo reconocimiento a un hombre del Partido Nacional.
Creemos que este Departamento de Maldonado, a través de tantos años, ha tenido hombres realmente importantes en todos los aspectos; todos los Partidos los han tenido y creemos que es buena cosa, Señor Presidente, que de vez en cuando hagamos un alto en nuestra labor, un alto en nuestras discusiones políticas, un alto también a la insensibilidad que hoy en día está en todos los lugares y pensemos con sensibilidad en los grandes hombres que han pasado por nuestro departamento y por nuestro país y seamos capaces de rendir justicieros homenajes como el de esta noche al Doctor Elbio Rivero.
Palabras del Edil De Los Santos
Nosotros no tuvimos el agrado de conocer al Doctor Elbio Rivero. Lo decimos con lástima porque lo conocimos esencialmente, creo que en alguna sesión de esta Junta lo mencionamos, en función de los datos de su vida que nos daba un viejo camarada y compañero, el Señor Carlos Julio Barrios, quien integrara la Comisión de recolección de bronce para poner una placa con su nombre en el Hospital de Maldonado.
Recordábamos que el mismo día que fallecía Carlos Julio venía la decisión de la Junta de donar el bronce a esa Comisión que se había formado de vecinos de Maldonado. Es de esos hombres que a través de gente conocida y de confianza como el viejo Carlos Julio, podemos llegar a conocer sin siquiera haber convivido con él ni haberlo conocido físicamente, como conocimos al viejo Berreta y digo "viejo" en forma cariñosa.
Parece que hubo una estirpe de hombres en el marco de la honestidad política, tan cuestionada en el día de hoy, en esta época donde está en los más bajos niveles de credibilidad de la opinión pública, lo que fue el papel del protagonismo, el carisma, el cariño y el respeto que estas figuras sin lugar a dudas infundieron en nuestra sociedad, haciendo creíble que la política era un instrumento válido para cambiar, que en definitiva también hizo posible que el pueblo uruguayo preservara en los años duros de la dictadura su capacidad de resistencia al fascismo, logrando que convergiera en grandes fuerzas democráticas en la brega por la reconstrucción de la democracia.
Decimos esto porque creemos que son parte de aquellos cimientos de la sociedad uruguaya, que esos hechos no fueron caídos del cielo y que fueron madurando con la gente y la convivencia de distintos hombres de distintos partidos, con fines comunes.
Quiero rescatar esencialmente eso en la figura del Doctor Elbio Rivero, que en su carácter de hombre del Partido Nacional fue capaz de abrir sus manos y de convivir con hombres de otros sectores, con objetivos o fines comunes: el deporte, el brindar sus conocimientos a la sociedad, a contrapelo del individualismo, - que hoy atenta primar en la sociedad que vivimos, un principio de solidaridad que se nos quiere arrebatar y que como Elbio Rivero fue capaz de cultivarla fue también capaz de trasladarla a hombres que hoy son jóvenes (...).
El viejo Carlos Julio me comentaba que el Doctor Elbio Rivero era de aquellos doctores que no tenían hora, que no había camino barroso que frenara su decisión de llegar a un hombre enfermo en los confines de los barrios más alejados, que primaban su concepción y sus principios de responsabilidad con la sociedad ante los intereses económicos.
Todo eso hizo que Elbio Rivero trascendiera las fronteras de su Partido y fuera querido por hombres y líderes también de otros Partidos y quizás porque tenían, aunque de Partidos distintos, ideas muy afines (...). Ese Elbio Rivero, cuyo nombre quizás lleve una calle en algún lugar muy alejado, estoy seguro que no debe ser su mayor tristeza, si es que hay otra vida y se puede apreciar este presente, y lo digo porque estoy seguro de que estaba impregnado de humildad y que no lo hacía esencialmente para que su nombre mañana apareciera en una placa o en una calle, aunque creo que es merecedor de esa placa y de los mejores nombres de las calles, sino que lo hacía porque quería un futuro mejor para aquellos con los que convivía y lo que el Estado y la sociedad no era capaz de darles, él, individualmente lo hacía a través de su esfuerzo como profesional, como deportista, como hombre.
Es por ser honesto con el franco homenaje del Frente Amplio al Doctor Elbio Rivero, adhiriendo al sentimiento colectivo del Partido Nacional, que quizás algunos Partidos deberían reflexionar con respecto al futuro que a este país se le quiere dar, quizás no en la misma opinión, en la misma filosofía y concepción de ideas que tuvieron esos hombres que de alguna forma nos marcan para el resto de nuestras vidas; marcan el país, fueron, son y seguirán siendo punto de referencia de qué país y qué Maldonado queremos.
Palabras del Edil Quintero
Señor Presidente, Señores Ediles: después de todo lo dicho por los Ediles que me antecedieron en el uso de la palabra y no habiendo conocido personalmente al Doctor Rivero, no me queda mucho por decir, más que es uno de los pocos casos en que vemos que hay un homenaje vivo, permanente, en la gente, que a 15 años de su muerte hablamos como si hubiera sido ayer. Este tipo de homenaje tal vez sea el más cálido, el más importante.