Medalla otorgada al Licenciado Dn. Luis Tardío por el celo desplegado durante la Epidemia de Difteria en Pan de Azúcar, 1893

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por Carlos Gustavo Di Bartolo




Al Licenciado Dn. Luis Tardío - Por el Celo Desplegado durante la Epidemia de Difteria en Pan de Azúcar – 1893 - El Consejo de Higiene de la República del Uruguay.


Frente de la medalla otorgada al Lic. Dn. Luis Tardío.
Dorso de la medalla otorgada al Lic. Dn. Luis Tardío.


Hugo Mancebo dice “esta medalla, acuñada por Agustín Vera, está en mi colección. Es de 44mm y la tengo en peltre y en cobre.”


Sobre LUIS TARDÍO


En el Volumen VI (1984) de Sesiones de la Sociedad Uruguaya de Historia de la Medicina, publicado en 1990 por Juan Ignacio Gil y Fernando Mañé Garzón, aparece en pág. 122 una constancia que en la sesión del 6 de noviembre (1984) en Presentación de libros y documentos, Washington Buño presentó Medalla otorgada al mérito por el desempeño en la epidemia de difteria de 1893 en Pan de Azúcar. (Trabajo no entregado a la Redacción). Posiblemente W. Buño haya presentado en la sesión la medalla de su colección, acompañada de comentarios, pero esto no fue seguido de la redacción de un artículo sobre el particular. En el libro de Ricardo Pou Ferrari y Fernando Mañé Garzón sobre José Máximo Carafí, se menciona con mayor extensión al Dr. Luis Tardío, en la página 179 (1): Entretanto, a fines de 1893, como ocurría con frecuencia en todo el país, causando elevada mortalidad infantil, estalló una formidable epidemia de difteria en Pan de Azúcar, durante la cual el doctor Tardío ejerció un alto y noble apostolado, que el Consejo de Higiene resolvió premiar con una medalla de plata.

El acto de entrega de la medalla tuvo lugar en la Facultad de Medicina, en presencia de numerosos médicos y estudiantes. El doctor José M. Carafí, presidente del Consejo Nacional [sic] de Higiene, hizo notar que en el curso de esa epidemia el doctor Tardío había oficiado de médico, de farmacéutico y de enfermero de las clases pobres. Y el secretario de la misma corporación, doctor Joaquín de Salterain, agregó: «Habéis probado que la medicina no limita sus ideales a resolver ecuaciones numéricas, en que el diagnóstico frío se presenta como primera incógnita; que no es tampoco un medio para llegar a la opulencia, explotando sin pudor las lágrimas de los que sufren, sino que es una fuente pura de verdaderos conocimientos y árido yermo para los que como vos alientan en su alma, aspectos que no elucidan las disertaciones del anfiteatro, ni las experiencias del laboratorio, el afán del bien, el misterioso y perpetuo estímulo del pensamiento.» (2)


1 POU FERRARI, Ricardo y MAÑÉ GARZÓN, Fernando: José Máximo Carafí: (1853 – 1895) Primer Decano uruguayo y organizador de la nueva Facultad de Medicina de Montevideo. Editorial Plus Ultra, Montevideo, 2013, 362 páginas.

2 BUÑO, W.: Sobre la epidemia de difteria de 1893, y medalla otorgada por el Consejo de Higiene al médico Luis Tardío, que lo fue de la Sala de Mujeres del Hospital Español, por su ejercicio en Pan de Azúcar durante la epidemia. Ses Soc Urug Hist Med, 1984.


Más sobre LUIS TARDÍO


En el libro Historia de la Atención de la Salud en Maldonado (1755 – 1991), publicado por María A. Díaz de Guerra y Carlos Eduardo Chabot en 1992, páginas 121-122, se menciona: LA EPIDEMIA DE DIFTERIA DE 1893 EN PAN DE AZÚCAR.

La epidemia de difteria que se desató en Pan de Azúcar en Mayo de 1893 produjo verdaderos estragos en la población. En esa oportunidad fueron muy valiosos los servicios prestados por el Dr. Luis Tardío, retirado de la vida profesional, que entonces se hallaba avecinado en las inmediaciones del pueblo. En el mes de Julio, en vista de que la enfermedad recrudecía, la Comisión Auxiliar de Pan de Azúcar recurrió en tan críticos momentos a la Municipalidad en busca de apoyo. La Junta Económico Administrativa de inmediato hizo gestiones para que fuera enviado un médico sin pérdida de tiempo, a través del siguiente telegrama dirigido al Ministro de Gobierno: “A pesar de medidas adoptadas la difteria recrudece en Pan de Azúcar en carácter alarmante constituyendo una situación doblemente desesperante en razón de no haber médico ni botica. Junta ruega a V.E. digne enviar un médico que estudie causa productora de enfermedad aconsejando medidas para evitar propagación, trayendo al mismo tiempo un botiquín para atender enfermos.” Al día siguiente recibió esta respuesta: “Doctor Samarán partirá lunes. Doctor Heguy.” Este último fue el que se trasladó a Pan de Azúcar y estuvo allí durante trece días poniendo en práctica diversas medidas. Pero la epidemia continuó y recrudeció, así es que en setiembre, habiéndose agotado los recursos de la Comisión Auxiliar hasta el último centésimo, pide de nuevo ayuda a la Junta. Esta dirige nuevamente un telegrama al Ministro de Gobierno comunicándole que existían ocho casos graves, y careciendo de médico, remedios y recursos, la población estaba alarmada, rogando el envío inmediato de todo lo necesario. La epidemia duró todo el 93 y aún en 1894 se produjeron algunos casos más.

Veamos ahora la actuación del médico que mencionamos al principio.

El 11 de Febrero de 1894 “El Siglo” de Montevideo, publicaba un artículo con ese título: “Fiesta celebrada en la Facultad de Medicina para apreciar la abnegación y filantropía del Dr. Tardío en la epidemia de difteria que asoló a la población de Pan de Azúcar en 1893.” 2 En el Salón de Actos de la Facultad, con 150 concurrentes, presidiendo la Mesa el Dr. Carafí – presidente del Consejo de Higiene e iniciador de la idea de tributar el homenaje – comienza el acto. Cuando tomó la palabra el homenajeado, para agradecer esa distinción, dijo que él se encontraba con su familia pasando una temporada en un campo que poseía a una legua de la citada población, y a los pocos días de su llegada se desató la epidemia. Como no había médico ni boticario, recurrieron a él, “en tal situación, ¿qué podía yo hacer?, ¿negarme? Creo que no, por lo tanto no hice sino cumplir con mi deber.”

Después de llevar más de tres meses luchando con la enfermedad, se enfermó él. Y al decrecer la epidemia, la población de Pan de Azúcar también le había rendido un homenaje, trasladándose a su morada muchas familias, y en esa oportunidad el presidente de la Comisión Auxiliar, Antonio P. Bonilla le entregó una Nota de agradecimiento y pronunció un discurso. Después, el Dr. Tardío “con esa modestia que le es característica” expresó: “Sres. estoy verdaderamente confundido con esta prueba de simpatía y amistad que me habéis dado al venir a honrarme con vuestra visita. Tanto en la campaña como en la capital lo que más abunda son los enfermos pobres; en el país no se han creado todavía los médicos de beneficencia pagados por los municipios, luego los enfermos pobres son asistidos por mis compañeros y por lo tanto yo no he hecho otra cosa que cumplir con mi obligación”. Siguieron los discursos de otras personas, y entre uno y otro, tocaba la Banda. Después, regresaron, entrando al pueblo al compás de una marcha y disolviéndose la manifestación en el mismo punto de partida. Así se historiaban los dos homenajes que se le tributaron, uno por el pueblo de Pan de Azúcar y el otro, de carácter académico, por las más altas autoridades de la Facultad de Medicina.


Nota: Información obtenida por el Dr. Antonio L. Turnes; Sociedad Uruguaya de Historia de la Medicina.





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