Plada, Mabel

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Mabel Plada en La Barra, 8 de enero de 2010.
Mabel Plada en la Sala de Reuniones del Colegio IUA, 2017.

Mabel Plada Camacho, primera Escribana de Maldonado




Nací un 17 de mayo en la calle Sarandí casi Florida, a pocos metros de esa esquina. Papá trabajaba en hotelería de Punta del Este desde antes de casarse con mamá. Ella trabajaba en la Central Telefónica de Maldonado y a mis 4 años la nombraron Jefa de la Central Telefónica de Punta del Este, pasando a vivir desde esa fecha en la península. Sin contar mis años de estudios en Montevideo, mi vida a partir de 1944 ha girado en esta ciudad. Hoy soy la mayor de la familia y, si bien no tengo hijos, tengo primos, sobrinos, y un precioso sobrinito nieto que pronto va a cumplir su primer añito.


He tenido una muy buena vida, unos padres que no los cambiaría por ninguno, maravillosos, que me enseñaron a caminar por la vida y a ellos les debo todo lo logrado y sobre todo el inmenso afecto del que me rodearon desde el día que nací; una familia de abuelas (cuando nací mis abuelos ya habían fallecido), tías, primos, maestros, profesores, la queridísima Escuela 5 de Punta del Este, el Liceo Departamental de Maldonado, los amigos y compañeros a lo largo de la vida.


Se me agolpan los recuerdos, más en mi corazón que en mi memoria. Fui una niña feliz, una adolescente que emprendió con entusiasmo una carrera universitaria, una profesión que me gustó y ejercí con alegría, primera mujer Escribana en Maldonado en un mundo de colegas hombres.


Salvo el querido y recordado Andrés Fernández Arosteguy -quien lamentablemente falleció muy joven, él se había recibido un poco antes que yo; hasta el día de hoy sigo una muy fuerte amistad con su viuda, Judith Fernández Chaves de Fernández Arosteguy y sus dos queridísimas hijas, ambas escribanas-, todos los demás eran señores mayores. Dos de ellos me citaron a sus Estudios para preguntarme cuales eran mis intenciones en la profesión, por suerte no me preocupé y me dediqué a trabajar. Había elegido el camino que me hacía feliz y disfruté mucho del ejercicio profesional.


El trabajo iba creciendo y cuando el funcionamiento de la Escribanía sobrepasó mi capacidad de trabajo, así como el de las secretarias, nos asociamos con el Escribano Elbio León Bentancor, un joven colega que más allá del título profesional que ostentaba se transformó en un hermano. Trabajamos juntos hasta que decidimos que ya habíamos ejercido lo suficiente y planeamos retirarnos a la vez; hoy ya somos jubilados y seguimos la hermosa amistad que formamos en el camino.


Pese a mis años guardo muchos recuerdos, de importantes a mínimos, más de los últimos que de los primeros porque estos son la realidad de lo vivido. He vivido tratando de seguir las enseñanzas de mis padres, de mantener mis vínculos familiares y de amistades.


No tengo ninguna queja, mi vida ha sido y sigue siendo una buena vida.



Mabel Plada, Diciembre de 2022



La Esc. Mabel Plada y Mariana Biró de cafecito en el Salón de Recepciones del Campo Deportivo IUA.
Guiadas por don Alfredo Tassano, la Esc. Mabel Plada y Mariana Biró descubren el Altar de los Afectos y Bodega en el Campo Deportivo IUA.
La Esc. Mabel Plada, Mariana Biró y Diego Fischer en el Club House del Campo Deportivo IUA.


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