Pazos Lockhart, Helios
Ing. Helios Pazos Lockhart
25 de julio, 1936 – 5 de octubre, 2024
Ingeniero Civil
Miembro de la Asociación de Ingenieros Estructurales (Argentina)
Asociación de Ingenieros del Uruguay
Instituto Uruguayo de Normas Técnicas (UNIT)
1er Premio Ensayo 1984 a su trabajo: “Determinismo y causalidad”
Helios nació en Montevideo, hijo del Dr. Francisco Pazos y Mercedes Lockhart, fue el menor de 6 hermanos: Ariel, Alba, Hebe, Selva, Selene, junto a quienes creció en Malvín, en la casa de sus padres sobre la calle Pilcomayo.
Se enamoró de la que sería su esposa, Isabel, a los 17 años. Tras 9 de novios se casaron un 2 de febrero, en la residencia de Amalia Polleri, la madre de la novia.
De su juventud recordaba salir con amigos y canoas a remontar nuestros ríos, también haber construido una bicicleta a vela, con la que “volaba” cuesta abajo por la calle Aconcagua.
Se recibió de Ingeniero Civil mientras daba clases de Física en Secundaria y trabajaba en ANCAP, en la refinería de La Teja, lo que lo tenía fuera de su hogar desde la 5 de la mañana hasta entrada la noche, no obstante lo cual siempre se hizo tiempo para compartir la vida con su familia.
En ANCAP, a donde ingresó como ingeniero raso, llegó a Director de la obra del oleoducto que conduce crudo desde la boya petrolera de José Ignacio a la capital, pero su carrera fue obstaculizada durante el militarismo, por lo que pasó a la actividad privada.
Sus cuatro hijos: Mercedes, Irene, Silvia y Martín, crecieron en un mundo aparte, en el fondo de la casa de Malvín, donde el 5 de octubre se despidió definitivamente de esta vida.
Con su esposa y el respaldo de su suegra Amalia Polleri construyó una cabaña en Pinares de Maldonado que llamaron “La Luna”, a donde se mudó con su familia en 1978, al tomar la responsabilidad de construir la torre de 21 pisos “Garden Tower” en Punta del Este.
Apasionado por la filosofía y la lógica, la Revista de la Asociación de Ingenieros del Uruguay publicó muchos de sus artículos. Su trabajo titulado “Determinismo y causalidad” (1983) obtuvo el primer premio en la categoría Ensayos en 1984, y su análisis “Error en Godel” (2013)- fue polémico y considerado revolucionario para la física moderna.
Disfrutó especialmente las actividades y viajes en familia, como ir todos en bici a la piscina del ClubUr a pasar el día, ir al Solís a ver a Les Luthiers, ir a Brasil, jugar al volley y participar en las julianas de la A.C.J. con un grupo de parejas jóvenes que fueron amigos entrañables, como los Magariños, los Bovino, los Chapuy, los Sotelo.
En Punta del Este extrañó a Oscar Núñez y a los Broggi pero encontró pilares de fierro en los Morillo, los Méndez, los Mariño, los Sciandro, y su lugar en el Cantegril Country Club, donde jugaba al tennis y mereció numerosos trofeos por su desempeño deportivo y un homenaje a su trayectoria y espíritu. Los ingenieros Arturo Larriera y Nicolás Méndez fueron muy queridos compañeros de trabajo para él.
Con su esposa tuvieron durante años en el fondo de su casa “Canadá” una cancha de volley a la que concurrían amigos del matrimonio y de los hijos a jugar. Luego una pérgola junto al parrillero del fondo fue el lugar preferido de reunión de la casa familiar.
Helios e Isabel viajaron juntos a muchos destinos, empezando por Buenos Aires, a donde iban a ver estrenos de películas de James Bond; visitaron New York, Canadá, la vieja Europa, China y el desierto africano desde Marruecos entre otros.
Amaba a los animales, en particular a los perros, cuya compañía y lealtad valoraba especialmente. Solía decir que se entendía mejor con ellos que con los seres humanos. También gustaba de tocar la armónica; sabía las letras de todos los tangos pero no bailaba; la música fue importante en su vida.
Gran lector, le entusiasmaban los contenidos sobre ciencia y tecnología, de los que se nutría leyendo Sicence et Vie en francés, al igual que las noticias de Le Monde.
Helios se ganó el afecto de quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo. Fue siempre un hombre bueno, justo y digno del aprecio de todos, además de un gran padre de familia.
Falleció en su casa a los 88 años cuidado y acompañado devotamente por su compañera de vida y rodeado por su familia, en paz. Su ausencia se llenará de recuerdos de tantísimos buenos momentos compartidos con su familia nuclear y con sus nietos Felipe, Sebastián, Carolina, Guillermina, Sofía, Manuela y Camila y también en el corazón de su bisnieta Mila, con quien además tuvo la gracia de convivir por un tiempo.
Algunos escritos de su autoría:
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