Diferencia entre revisiones de «Antonio Fernández Arosteguy»

De Banco de Historias Locales - BHL
Saltar a: navegación, buscar
 
(No se muestran 49 ediciones intermedias del mismo usuario)
Línea 1: Línea 1:
  
[[Archivo:Fernandez-Arosteguy---CPV.jpg|thumb|frame|left|600px|Antonio Fernández Arosteguy con su esposa, su hija y su nieto, visitan a Carlos Páez Vilaró en la cúpula mayor de Casapueblo.]]
 
  
 +
[[Archivo:FA-abuelos-y-nietos.jpg|thumb|frame|right|600px|Abuelos y nietos, 2017. Los nietos, de izquierda a derecha: Antonio Manuel, Guzmán y Santiago.]]
  
 +
[[Archivo:Antonio-Fernandez-y-familia-2016.jpg|thumb|frame|right|600px|En familia: María Ernestina Machado y Antonio Fernández Arosteguy con sus hijos Antonio Ernesto y María Silvia, 24 de Diciembre de 2015.]]
  
==¿Dónde quedó mi niñez?==
+
* [[Antonio L. Fernández]]
  
Publicado en el Diario Correo de Punta del Este el 17 de Diciembre de 2001.
+
* [[Los Arosteguy]]
  
 +
* [[Los días de mi madre]]
  
 +
* [[¿Dónde quedó mi niñez?]]
  
¿Dónde quedó mi niñez? Era 2 de Noviembre y viajé a San Carlos, con un ramo de flores para los míos, buscando en el viejo Cementerio su sepulcro, iba caminando entre lápidas de nombres conocidos que de alguna manera, también eran algo mío.
+
* [[Las Delicias - Atalaya]]
  
 +
* [[Tropero]]
  
Cuando salía miré el pequeño grupo de viviendas que había cercano, recordando los cuentos de mi madre, que allí había nacido, cuando solo ranchos había y mi abuelo trabajaba en su horno de ladrillos.
+
* [[Otros recuerdos de Antonio Fernández Arosteguy]]
  
 +
* [[Genealogías]]
  
Sentí tristeza. Al mirar para atrás buscando recuerdos, entré a la ciudad y bajé en su plaza central. Parado frente a la Iglesia, comenzaron a desfilar en mi memoria viejos recuerdos, imágenes, nombres de tiempos idos.
+
[[Archivo:AFA.jpg|thumb|frame|left|350px|Antonio Fernández Arosteguy.]]
  
 +
[[Archivo:Fernandez-Arosteguy---CPV.jpg|thumb|frame|left|600px|Carlos Páez Vilaró recibe a la familia de Antonio Fernández Arosteguy (quien tomó la fotografía) y al Sr. Sagasti, en la cúpula mayor de Casapueblo.]]
  
En aquella esquina de Treinta y Tres y Sarandí, pasó toda mi infancia. Ese era mi barrio. Conocí a todos sus vecinos. Era mi pequeño mundo. En esa Iglesia, hacía deportes - siempre que fuera al catecismo - y como era aplicado, el padre Emanuele hasta me permitió ser monaguillo. Cuando me tuvo confianza, más grandecito, me permitía mostrar la Iglesia a los turistas, en las horas de la siesta, que él descansaba.
+
[[Archivo:Flia-Fernandez-Arosteguy.jpg|thumb|frame|left|600px|Antonio Fernández Arosteguy en su cumpleaños, con su esposa, hijos y nietos.]]
  
  
Conocí el sabor de tener mis ahorritos, pues me regalaban billetes de 50 centésimos. Si habrán cambiado los valores. Podía comprar tantas cosas, sobre todo en la Confitería Grieco, que estaba en la otra esquina, sobre 18. Y en diagonal, recostado a la pared, con sus muletas, la bolsa al hombro y campanilla de lata con color de bronce, el "Negro Kelo" en su chaqueta dorada, de cuando fue "milico" y tenía la pierna sana, por dos vintenes nos vendía un tarro de maníes que repartíamos con la gurisada.
 
  
 +
''Mi abuelo José Fernández García, de la Cantabria (Otañes-Castro Urdiales); llegado con 16 años, amasaba pan en una tabla - perdida infelizmente (se notaba la curvatura de su barriga en el roze de uno de sus filos y la canaleta era para que la harina no cayera al piso) y salía con árganas en un burro a recorrer San Carlos, hasta que hizo pié y fundó una Panadería que heredaron sus hijos. Mi padre y luego yo heredamos la famosa tabla.
  
En esa esquina, en que hoy está la Junta Local, estaba la Platería Araújo, que después quedó largo tiempo deshabitada, porque el Banco Uruguay, primer banco privado del Departamento, haría su edificio.
 
  
 +
''En 1925 se inauguraba la Primer Junta Dptal. de Maldonado y mi padre - [[Antonio_L._Fernández|Antonio Fernández]] - la integraba por los blancos y lo hizo hasta 1960 que falleció (Antonio Fernández es el Nº 2 en la [[Asamblea_Representativa_de_Maldonado|fotografía]] que se encuentra en la Junta Departamental de Maldonado). También entonces iniciaba los amores con mi madre. Eran tiempos pobres, todo era lento, el matrimonio, la política y los resultados (...).
  
Por las noches la invadíamos con mi hermano y con sábanas que le sacábamos a nuestra madre, hacíamos de fantasmas con grandes alaridos. Se armó tremendo revuelo y cuando vino la policía escapamos, pero igual "cobramos" en nuestra casa.
 
  
 +
''Corría 1926 y cuatro maestras en Pan de Azúcar hacían una arenga al comercio para que respetara la ley de 8 horas laborales. Los comerciantes se pusieron de acuerdo, superando una competencia equivocada y accedieron. Obsequiaron a las maestras con una medalla a cada una, que iniciando sus carreras debutaban en esa ciudad, Quica Blois del lugar, Ada Alvarez (después de Montañez) de Maldonado y Angélica Arosteguy (después de Fernández) de San Carlos. Era soltera con 31 años y sería mi madre.
  
Media cuadra más abajo, por Sarandí, casi todos los muchachos del barrio, mi hermano y yo, íbamos a la Zapatería del Oriente, y le pedíamos a doña Adelina Grieco un cuerito para el rebenque, que siempre ella misma nos armaba, pero "para hondas no les doy", su cara, de tana fuerte y de carácter, se dibujaba en sonrisa cuando la rodeaban los niños.
 
  
 +
''Don Rosalío Silva (bis abuelo de los hoy Fontes-Garzón), en una gran casa y familia, acogía a las Maestras por un costo acorde a sus salarios y las integraba a la vida familiar. Muchos años después, nuestro padre nos llevaba algún domingo a visitarlos, viajando en el motocar Águila Blanca (había otro Águila Azul que mi padre evitaba por la referencia a Aparicio Saravia). Seguimos las amistades familiares casi hasta hoy; pero a mi me quedó grabada la actitud de aquella vasca, con su rebeldía innata, porque me contaba que muy niña y casi sobre el paso Maldonado (hoy con puentes sobre el arroyo), peleaban los colorados de Maldonado contra los blancos de San Carlos y los heridos iban a los ranchos de los vascos Arosteguy, casi en el lugar donde hoy es el Cementerio, donde mi abuelo tenía hornos de ladrillos. La vieja Emilia Aguerre de Arosteguy rajaba las sábanas para vendar heridos y mi madre era testigo que grababa en su espíritu lo que transmitiría a sus hijos.
  
Frente a la misma estaba la Carpintería Lucero, adonde íbamos a pedirle a don Cecilio, tablitas para armar cachilas, pues hacíamos carreras con ellas de tiro. Los muebles de mi casa eran hechos por él y aún recuerdo las tallas de puertas de ropero y espejos. Quedó grabada en mi memoria la fecha en el aljibe: ¡1873!
 
  
  
Y llegando a la esquina, casi, estaba la peluquería de don "Cumba" Pérez. Ese lugar era mi predilecto, casi como un Club Juvenil, de esparcimiento, de aprendizaje, de sueños. Cumba, como todos le decían (creo que después leí que era un apodo indígena), era como un tutor de hijos ajenos. Allí se jugaba al ajedrez, en serio y se enseñaba, además de organizar campeonatos de jóvenes y adultos.
 
  
  
Mi hermano con 14 años, salió vice-campeón en la final entre jóvenes y adultos. Siempre fue un bocho, sobre todo con números y cuando concursó como adulto, siempre fue el uno.
 
  
  
También se hablaba y aprendía de pesca. Don Cumba nos enseñó a todos los secretos de la pesca, desde atar un anzuelo hasta hacer plomadas; y mientras, nos contaba sus pescas inverosímiles. Todavía recuerdo aquel "pinta roja" que se le fue de las manos.
 
  
  
Los fines de semana, en verano, como todos los carolinos veranéabamos en La Barra, lo esperábamos para hacer las pescas en el arroyo. En aquel entonces, las toninas entraban al mismo, acorralaban los peces en el medio y se hacían el festín ante nuestra vista y aprovechábamos la costa a manotear los que se arrimaban asustados, con las redes.
 
  
  
Pero además la Peluquería era centro de bromas y chimentos, desde soldar monedas a grandes clavos que enterraban en la vereda, frente a la vidriera que motivaba el agacharse y manoteo sin resultado de los paseantes, hasta transmitir las carreras de caballos desde Maroñas, a veces en Radio a Galeno... y al que se estuviera afeitando, junto con el "largaron" al "loco" Risso, dando vuelta la navaja, le bajaba "el lomo" hasta la barriga, lo que provocó más de un susto al hacendado Berro, siempre con impecables botas lustradas.
+
[[Archivo:consultas.png|right|200px|link=mailto:BHL@iua.edu.uy]]
  
 
A la vuelta de esa esquina, por 25 de Agosto, estaba el taller de Rapeti, personaje singular si los hay. Conocía a todo el mundo y al que pasaba le gritaba por su nombre, saludándolo, pero con una voz tan estentórea que se oía a media cuadra.
 
 
 
Los Domingos de tarde y en familia, íbamos en el ómnibus de Franzero a la estación del Ferrocarril a ver pasar el "Águila Blanca" y al regreso a la Foto Almandos a conocer los recién llegados, con la colita al aire. Con pudor yo guardo la mía.
 
 
 
Todo con calma, sin apuro. No existía el "estress".
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[[Fernández_Arosteguy|Volver al archivo de Fernández Arosteguy]]
 
 
 
 
[[Archivo:consultas.png|right|200px|link=mailto:info@bhl.org.uy]]
 
 
[[Archivo:BHL-logo-200px.jpg|right|200px|link=http://bhl.org.uy]]
 
[[Archivo:BHL-logo-200px.jpg|right|200px|link=http://bhl.org.uy]]

Revisión actual del 10:16 21 jul 2021


Abuelos y nietos, 2017. Los nietos, de izquierda a derecha: Antonio Manuel, Guzmán y Santiago.
En familia: María Ernestina Machado y Antonio Fernández Arosteguy con sus hijos Antonio Ernesto y María Silvia, 24 de Diciembre de 2015.
Antonio Fernández Arosteguy.
Carlos Páez Vilaró recibe a la familia de Antonio Fernández Arosteguy (quien tomó la fotografía) y al Sr. Sagasti, en la cúpula mayor de Casapueblo.
Antonio Fernández Arosteguy en su cumpleaños, con su esposa, hijos y nietos.


Mi abuelo José Fernández García, de la Cantabria (Otañes-Castro Urdiales); llegado con 16 años, amasaba pan en una tabla - perdida infelizmente (se notaba la curvatura de su barriga en el roze de uno de sus filos y la canaleta era para que la harina no cayera al piso) y salía con árganas en un burro a recorrer San Carlos, hasta que hizo pié y fundó una Panadería que heredaron sus hijos. Mi padre y luego yo heredamos la famosa tabla.


En 1925 se inauguraba la Primer Junta Dptal. de Maldonado y mi padre - Antonio Fernández - la integraba por los blancos y lo hizo hasta 1960 que falleció (Antonio Fernández es el Nº 2 en la fotografía que se encuentra en la Junta Departamental de Maldonado). También entonces iniciaba los amores con mi madre. Eran tiempos pobres, todo era lento, el matrimonio, la política y los resultados (...).


Corría 1926 y cuatro maestras en Pan de Azúcar hacían una arenga al comercio para que respetara la ley de 8 horas laborales. Los comerciantes se pusieron de acuerdo, superando una competencia equivocada y accedieron. Obsequiaron a las maestras con una medalla a cada una, que iniciando sus carreras debutaban en esa ciudad, Quica Blois del lugar, Ada Alvarez (después de Montañez) de Maldonado y Angélica Arosteguy (después de Fernández) de San Carlos. Era soltera con 31 años y sería mi madre.


Don Rosalío Silva (bis abuelo de los hoy Fontes-Garzón), en una gran casa y familia, acogía a las Maestras por un costo acorde a sus salarios y las integraba a la vida familiar. Muchos años después, nuestro padre nos llevaba algún domingo a visitarlos, viajando en el motocar Águila Blanca (había otro Águila Azul que mi padre evitaba por la referencia a Aparicio Saravia). Seguimos las amistades familiares casi hasta hoy; pero a mi me quedó grabada la actitud de aquella vasca, con su rebeldía innata, porque me contaba que muy niña y casi sobre el paso Maldonado (hoy con puentes sobre el arroyo), peleaban los colorados de Maldonado contra los blancos de San Carlos y los heridos iban a los ranchos de los vascos Arosteguy, casi en el lugar donde hoy es el Cementerio, donde mi abuelo tenía hornos de ladrillos. La vieja Emilia Aguerre de Arosteguy rajaba las sábanas para vendar heridos y mi madre era testigo que grababa en su espíritu lo que transmitiría a sus hijos.






Consultas.png
BHL-logo-200px.jpg